Gustavo Leal F. *
Con el triunfo del PRI el primero de julio 2012, se corona también
la agenda tecnocrática del seguro
universal. Una agenda impuesta por grupos de interés y mediáticos, dado que las campañas no trataron el estado real en que se encuentran la salud y seguridad social. Su emergencia no guarda relación con las necesidades sentidas y expresadas del electorado: mejorar servicios y actualizar la canasta de prestaciones a la altura de su ciudadanía.
Ahora se buscará imponerlo legislativamente, vía un programa común PRI-PAN,
exaltando las
ventajasdel
nuevosistema de protección social dotado de cuatro derechos
exigibles, que conllevan una reforma fiscal
integralgeneralizando el IVA –16 por ciento– a medicinas, alimentos, todos los bienes y servicios sin excepción.
Frente al reto de enfrentar a los potentados que se benefician del orden
fiscal (regímenes especiales), la ruta sencilla para la tecnocracia peñista
(Videgaray y Levy) consiste en homogeneizar el impuesto al consumo: IVA.
Además se buscará imponerlo de inmediato, vía conferencia parlamentaria entre
ambas cámaras del Congreso, incorporando dispositivos judiciales preventivos
para nulificar –de entrada– recursos de amparo frente a la pérdida de derechos
adquiridos, como los interpuestos por los trabajadores del apartado B frente a
la
reformacalderonista del ISSSTE (2007) y que acabaron por desfondarla (cfr. las declaraciones del ministro de la SCJN Sergio Valls, La Jornada, 09/06/12).
El desenlace electoral confirma que la cadena de
reformassectoriales, iniciada por Guillermo Soberón con el
cambio estructuralde los 80 y cerrada por Calderón con la
reforma-Issste, han empeorado el estado del asunto público. Cada eslabón representa un nuevo parche parcial, como el del Seguro Popular, reiteradamente presentado por el derrotado equipo panista de Josefina Vázquez Mota como un
sistema intermedio(Székely, Nexos, mayo, 2012). El efecto agregado de toda la cadena configuró una salud y seguridad social inequitativa, incompleta e ineficaz.
El empeño reformista –de casi 30 años– culmina con el minicombo de seguridad
social
universalde Peña Nieto. Este minimalismo de la protección social se reduce a cuatro prestaciones
básicas: atención médica
de calidad, seguro de desempleo temporal, seguro contra riesgos de trabajo y pensión para la vejez.
¿Quién fabricó el
consenso? El tecnócrata Santiago Levy (Nexos, 2009), después del fracaso de Progresa-Oportunidades y su desastroso desempeño como director general foxista del IMSS (2000-05).
¿Quién lo divulgó? Beltrones, Aguilar Camín, John Scott, Macario Schettino,
Alejandro Villagómez, Cuauhtémoc Cárdenas, rector Narro, Centro de Estudios
Espinosa Yglesias, Instituto Mexicano para la Competitividad, Grupo Nuevo Curso
de Desarrollo (UNAM), Gerardo Esquivel, Mario Luis Fuentes, Consejo Coordinador
Empresarial, Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, Coparmex,
Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas, Asociación Mexicana de Actuarios
Consultores, Conferencia Interamericana de Seguridad Social, BID, Pedro Vázquez
Colmenares, Miguel Székely y Federico Reyes Heroles, entre otros.
El principal problema del
consensoimpuesto y su minicombo es que aplicará una reforma fiscal
integral(con IVA alzado) arropada en cuatro derechos
exigibles, vinculada a una reforma laboral que precarizará el empleo y devastará la base de su financiamiento: las cuotas obrero patronales. La enésima
reformafinanciera en 30 años.
El minicombo jamás logrará mejorar servicios aunque sí achicará su
composición, el horizonte de cobertura y los contenidos efectivos de la
atención, a imagen y semejanza del Programa Progresa-Oportunidades, Seguro
Popular y Seguro Médico para una Nueva Generación. Los cuatro reducidos soportes
del minicombo ya anuncian el compactamiento de la canasta de prestaciones.
El segundo gran problema del
consensoes la complejidad del financiamiento del minicombo
universal. Para operarlo se requeriría 6.5 por ciento del PIB,
del cual 1.8 se financiaría con la inversión actual, 3.4 con la generalización del IVA, entre uno y 1.2 por ciento con la recaudación del impuesto sobre la renta (ISR) y entre 1.5 y 2 por ciento con el precio de gasolinas, según el Centro de Estudios Espinosa Yglesias.
Su tercer gran problema son los términos con que enfrentará el ajuste
constitucional que supone la operación
universalizadade los apartados A y B del artículo 123 para brindar servicios realmente portables:
los afectados centrales serían los sindicatos del IMSS, Issste, estatales y Pemex, entre otros, amenazó Federico Reyes Heroles (Reforma, 12/06/12).
El cuarto gran problema del
consensoes el de los
recursos humanos: médicos, enfermeras, profesiones afines que, debiendo ser el actor principal y soporte prioritario de cualquier reforma (si de mejorar servicios se tratara, The Economist, 26/05/12), representan un cosmos absolutamente ausente de la
universalidadPeña-Levy. Los casi 800 mil profesionistas que se encargan de la producción diaria del servicio (IMSS-Issste-Ssa), no existen en el diseño del combo, por más que del presupuesto aprobado para 2012 se destinen casi 718 mil mp a las tres instituciones.
Hay que agregar, como advirtieran más de 40 organizaciones civiles
competentes:
la voz de los pacientes nunca ha sido escuchada. Es la hora del
acceso igualitario y sin discriminación(La Jornada, 07/06/12).
Con el triunfo del PRI inicia la operación del
consensoimpuesto, mientras la población padece el deliberado abandono de una red envidiable que la tecnocracia priísta y panista se empeñaron en hundir, sin sustituirla con algo similar.
El electorado de 2012 recibirá del PRI de Peña Nieto, Levy y los grupos de
interés y mediáticos que impusieron el
consenso, justo lo contrario de lo que aguardó.
*Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco
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