El Tepache

viernes, 27 de julio de 2012

Ni los putos diamantes son para siempre


Por: Mariana Gallardo

Un día una amiga me dijo que nada era para siempre. En mis años adolescentes, sentí que el corazón se me hacía pedazos, fue como una afrenta a mi forma de pensar. Incluso creo que no le tomé las llamadas por un par de semanas. Al paso del tiempo descubro que tiene razón. No se puede vivir pensando en el para siempre. Es como cargar con un bulto que no sabemos si algún día o por cansancio o por situaciones extremas, tendremos que tirarlo al abismo.


Así que acoto las ideas.

El trabajo. Hay trabajos que no son satisfactorios del todo. Hay que actualizar los currículums vitae cada cierto tiempo. Te pueden correr o puedes renunciar en cualquier momento. El que escribe termina su guión y debe empezar otro. A veces no puede superar el nuevo párrafo, pero incluso ese párrafo lleva punto final. O punto y coma.

La familia. Con sus afortunadas excepciones, hay familias que se disuelven por n razones, los hijos no son de los padres, son/somos entidades propias que tenemos una vida, pero la biología nos hizo salir de algún lugar. Los lazos de sangre se pueden romper, aunque compartamos el mismo ADN.
¿Vieron la película o leyeron la novela Let´s talk about Kevin? Estremecedora.

La vida. Examinándolo fríamente, nada es para siempre, nos vamos a morir. Ni el petróleo, ni los bosques, ni las jacarandas duran para siempre, ni los momentos, vaya. Las obras de teatro, las fiestas tienen un principio y un fin. Son cíclicas. Se renuevan. Te gustan, te disgustan.

El día tiene 24 horas. Se acaba. Tienes que dormir. Trabajas 8 horas y te dan una hora para la comida. Regresas a tu casa. Cenas, no creo que cenes para siempre. O acabas como un globo inflado con sendos molletes gratinados acumulados donde más les apetezca.

Los gobiernos. Las campañas, los procesos electorales, los gobiernos tienen un ciclo. O sea que el PRI, no es para siempre. Como el PAN no lo fue, y sobre esta base podría decir que el PRD no podría gobernar para siempre el DF. Digo, Mancera no hará criogenia y será nuestro Jefe de Gobierno para siempre.

En el aspecto político la frase suena aterradora. Pero es falsa. Así que mi estimada Gaviota y mi estimado Copetón, tampoco su gobierno ni su matrimonio tienen un seguro para siempre. Las novelas, de terror o de amor, van por temporadas. Al terminar la película siempre sale la palabra FIN.

El amor o el desamor. Hay relaciones para siempre, pero me consta que ese para siempre sufrió modificaciones, acuerdos y ajustes. Engaños y desengaños que no estaban incluidos en el contrato hasta que la muerte –he ahí mi tesis– nos separe.

Las peleas con la pareja no pueden durar más de dos horas, el promedio de una pelea a palabras y gritos es máximo tres horas. No creo que el aire de para más. O corres o se va.

Es muy romántica la frase en el contexto amoroso. Pero es engañosa. Aplijsa (la joyería) y varias estrellas de Hollywood nos han repetido una y mil veces este cuento del diamante. Pues no, digo yo. Se le puede caer por la coladera, botar la piedra o perderlo en una fiesta.

Yo propondría que pensáramos que en vez de decirle al amor de tu vida que todo es para siempre, le digamos que es la o el amor de tus días. Tus días pueden ser 365 multiplicados por el número de ajustes al contrato que hagan. Porque como seres humanos evolucionamos con cada nueva noticia, cada reconocimiento, cada descubrimiento. No somos estáticos. Hay reajustes internos que deberían ser comunicados durante todo el proceso de la relación.

No pretendo ser desalentadora. Simplemente intento descifrar qué es y por qué nos venden la idea del para siempre. Y tampoco quiero sonar de auto ayuda, aunque bien podría caer en el cliché.
Nos venden esta idea para alimentar la esperanza de que busquemos y acumulemos momentos de felicidad ininterrumpidos. Para creer que los seres que queremos y las relaciones que construimos serán estáticas, serán felices, cual novios de kermesse bañados en confeti. ¿Es que cuando enlazan a unos novios en la ceremonia religiosa católica, este cordón se convierte en la prueba irrefutable de que no terminará en divorcio? Las estadísticas dicen lo contrario.

Es menos estresante, viéndolo de otra forma, pensar que la vida no es para siempre, ni las cosas, ni los objetos. Todos vamos a acabar en polvo. Algunos en ataúdes, otros en cofres, otros esparcidos en el jardín. Lo que acumulemos en la vida no es más que una serie de momentos y recuerdos. Sólo hay un ticket de ida, alguien muy querido y muy sabio me dijo alguna vez.

La vida es una ininterrumpida e intermitente sucesión de problemas, vivencias, goces y tristezas que sólo se agotan con la muerte, así que yo digo que el para siempre a la mierda y mejor vivamos el día a día.

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