Crónica de una imposición anunciada
En inequitativa e ilegal elección, Televisa parece imponer al
príncipe azul
Julio Boltvinik
El presidente del IFE sostiene que el fraude es imposible; él,
Calderón y Vázquez Mota (JVM) se apresuran a declarar ganador a Peña Nieto
(EPN); la elección fue limpia y transparente, señalan prestos los comentaristas
al servicio de los poderes dominantes (la comentocracia); ganaron México y
la
democracia, declaran triunfalistas EPN y el PRI; el príncipe azul ungido rey por
el establishment, anuncia que enviará iniciativas para, ahora sí, llevar a cabo
las reformas estructurales (de derecha habría que añadir). Pero pronto se les
cayó el teatrito. Los jóvenes del #YoSoy132 marcharon el mismo lunes 2 de julio
en el DF al grito de ¡fuera Peña! (hubo marchas también en otras ciudades), y
leyeron un comunicado en rechazo a la imposición de EPN. Ese mismo día AMLO
anunció que impugnará la elección, ejerciendo el derecho establecido en la
legislación nacional al respecto, provocando la ira de la comentocracia:
López Obrador no acepta su derrota, tituló el Milenio el martes 3. Como dijo Julio Hernández (05/07/12) en una muy lúcida entrega de Astillero:
Muy poco duró el barniz de limpieza y legalidad sobre el rostro del dinosaurio mapache. Y remató:
una candidatura de telenovela que acaba en escándalos de supermercado bajo compras de pánico. Las fotografías de los tumultos en Soriana publicadas por La Jornada y Reforma esta semana, más los testimonios de muchas personas, son prueba irrefutable que hubo compra masiva de votos. La nota del Reforma (p.3) dice:
Cientos de personas que vendieron su sufragio a cambio de uno o más monederos electrónicos cargados con 100 pesos cada uno canjearon ayer por mercancías y alimentos sus tarjetas del Aprecio.
Nos las dieron a los que votamos por Peña Nieto, dice el reportero que “explicó una vecina de la colonia Lago Azul de Nezahualcóyotl. Se desató el pánico por
el temor a que se descubriera el fraude, lo que
abarrotó las tiendas de la cadena Soriana. En toda una paradoja ética, un vendevoto expresó, ante el rumor de que iban a cancelar los monederos electrónicos:
Son fregaderas porque nosotros ya votamos. (La Jornada, 3/7/12, p.33).
Uno se pregunta por qué el PRI se habría de lanzar a la compra masiva de
votos (con los riesgos que conlleva) si, según Consulta Mitofsky (Roy Campos),
cuyas encuestas anuncian sus resultados en horario triple A de Televisa y son,
por tanto, las encuestas más influyentes en la construcción social del ganador,
unos días antes de la elección EPN seguía muy arriba de AMLO (16 puntos
porcentuales) y, según GEA-ISA-Milenio (que también tiene su propio canal de tv)
la ventaja de EPN era de 18 puntos (8.6 millones de votos). La única respuesta
posible es que en el PRI sabían que esas encuestas estaban muy lejos de la
verdad (porque las propias les decían otra historia) aunque Gómez Leyva (en
Milenio) y Mitofsky (en Televisa) aseguraran que enunciaban la verdad
científica. Las encuestadoras cumplieron la función de establecer como verdad
científica que la gente iba a votar por EPN, lo cual fue el segundo paso en la
construcción artificial del ganador. El primero fue el establecimiento por parte
de Televisa de la imagen de EPN como príncipe azul de la política al lado de su
princesa Gaviota, lo cual ha sido narrado por The Guardian y en Proceso por
Jenaro Villamil (véase el número 1861 del 2 de julio). Pero algo falló en el
camino que obligó a acudir a la compra masiva de votos: se interpuso la
testarudez de AMLO y la irrupción casi milagrosa del #YoSoy132. La visión que
quisieron establecer las encuestadoras al inicio de la campaña fue que EPN era
el ganador indiscutible y que AMLO estaba en lejano tercer lugar y fuera de la
pelea (según Buendía y Laredo-El Universal, a 33 puntos porcentuales de EPN).
Aunque desde finales de abril AMLO empieza a figurar en la mayoría de las
encuestas en segundo lugar, casi todas mantuvieron hasta el final de junio la
visión de que el primer lugar ya estaba asegurado por EPN y que todavía había
una disputa por el segundo lugar entre AMLO y JVM. Consulta Mitofsky en su
última encuesta antes de las elecciones daba sólo una distancia de 5 puntos
porcentuales entre AMLO y JVM, lo cual, dado el margen de error de ± 3.1 puntos
declarado por la encuesta (muy subestimado) equivale a un empate
técnico.
Gómez-Leyva (al parecer la persona responsable en Milenio de la contratación
de encuestas) que se había pasado los tres meses de campaña elogiando su propia
encuesta de seguimiento diario y admirando la robustez del voto por EPN al que
nada parecía hacer bajar, pidió una disculpa a los televidentes y lectores (como
si con ello remediara el grave daño social que había contribuido a
infligir):
Editorialmente, no hay justificación que valga. Anunciamos el miércoles, luego de 100 días consecutivos de medición y publicación, que EPN superaría por 18 puntos a AMLO. EPN le ganó por 6.5. Falló la encuesta de seguimiento diario Milenio-GEA-ISA. Por eso una disculpa a nuestros televidentes y lectores, leales compañeros en estos tres meses de emocionante travesía. Fallamos en lo más valioso: la precisión informativa.
Dicho esto, anuncia que Milenio se retira de la contratación de encuestas
electorales. Aguilar Camín, el mismo día en el mismo diario, señaló:
Se equivocaron las encuestadoras dominantes y quienes tomamos sus resultados como guía de lo que pasaría en la elección. Atinaron las encuestadoras que se salieron entre 10 y 7 puntos del promedio dominante y aparecieron en su momento outliers, aberraciones: María de las Heras, Grupo Reforma, Ana María Covarrubias, Edmundo Berumen.
Abundis, director de Parametría (cuyas encuestas publica El Sol de México) ha
circulado un escrito titulado
¿Por qué fallaron las encuestas?en el cual señala:
“…los medios hicieron de nuestras mediciones un espectáculo mediático. Tal
vez el mejor ejemplo es GEA-ISA con Milenio Diario. Una vez que el espectáculo
se acabó, el medio no asume responsabilidad y simplemente decide deslindarse del
investigador, incluso ofreciendo disculpas. Fue el medio el que dijo que eran
predicciones, no el investigador. El medio se exculpa responsabilizando al
investigador, cuando es el medio el que creó la percepción del pronóstico”.
Son muchas las razones por las cuales las encuestas pueden desviarse
gravemente de los resultados efectivos ocurridos. Una de ellas es que la
diversidad regional del voto no puede ser captada por una encuesta que sólo
cubre 100 secciones electorales (SE), de un total de más de 70 mil. La gráfica
muestra que la más alta variabilidad del voto por entidad federativa es la del
voto por AMLO: de 59.2 por ciento en Tabasco a 12.9 por ciento en Guanajuato
(rango de 46.3 puntos); el de JVM va de 6 por ciento en Tabasco a 41.6 por
ciento en Tamaulipas (35.6 puntos); y el del voto por EPN es de 25.3 puntos (el
55 por ciento del de AMLO): de 51.2 por ciento en Zacatecas hasta 25.9 por
ciento en el DF. Estos diferenciales entre candidatos en la dispersión del voto
obligarían a las encuestas a calcular márgenes de error específicos para el voto
de cada candidato (como hizo la organizada por el Observatorio Universitario
Electoral y levantada por Berumen, pero que no hace ninguna otra). La gráfica
muestra, además, que al ir bajando el porcentaje de voto por AMLO (de izquierda
a derecha en la gráfica) por entidad federativa va subiendo significativamente
el porcentaje del voto por JVM y sube también, pero muy poco, el voto por EPN.
No hay comentarios:
Publicar un comentario