El retorno de Córdoba
El petróleo en sus manos
El Miami mexicano
Miguel Ángel Velázquez
Para quienes lo saben ya, la sorpresa fue mayúscula, pero para los
otros podría ser causa hasta de un infarto. Desde el más oscuro rincón del
neoliberalismo, Enrique Peña Nieto sacó a José María Córdoba Montoya y lo ha
puesto, según nos confirman los mismos priístas, al mando de las operaciones
estratégicas para el proyecto que sobre energía plantea poner en marcha el mismo
mexiquense.
Y es que si de acabar con la riqueza petrolera del país, por ejemplo, se
trata, nadie mejor que el más salinista de todos los salinistas, cuyo plan no
sería otro que poner en manos extranjeras ese recurso energético.
Los priístas que ya están enterados aceptan que esta acción confirma la
cercanía de Carlos Salinas con el candidato del PRI a la Presidencia, y aseguran
que, en caso de que la presencia de Córdoba vaya más allá de la conducción de
las mesas de planeación, y se convierta en miembro del gabinete, las reacciones
de la población podrían perjudicar aún más la delicada situación del
priísta.
Lo que hasta hace algunos meses no era más que rumor, se volvió realidad hace
días en una comida a la que asistieron varios miembros del partido de los tres
colores, algunos de los cuales se sintieron verdaderamente preocupados, porque
según sus cálculos incluir a Córdoba en el gabinete sería tanto como cancelar el
futuro electoral de ese organismo político.
Hoy en el PRI se empezaron a eslabonar una serie de hechos que parecían no
impactar en los proyectos de Peña Nieto, pero ahora se dice que los viajes
constantes del candidato no eran con otro fin que entrevistarse con Salinas para
ir moldeando la estrategia que deberá ser cuidada y protegida por el hombre más
oscuro del salinato.
Y es que los grandes tiburones de la energía en el mundo se han dado cuenta,
saben del potencial energético que significa el Golfo de México, y no están
dispuestos a que siga en manos del país. Se trata de aprovechar el recurso, y
Pemex, dirán por un lado y otro, no está en condiciones de solventar una empresa
del tamaño que requiere esa riqueza. Invertir en Pemex, según ellos, sería una
mala inversión, por lo que lo más acertado es ponerla en manos de quienes sí
tienen las posibilidades financieras y la capacidad técnica para rescatar el
petróleo del mar mexicano.
Para eso, dicen, está Córdoba Montoya. Las posibilidades de que logre muy
buenos acuerdos con compañías extranjeras son las mejores, y se tiene en la
mano, al parecer, una importante cantidad de ofertas que podrían seducir hasta a
los más nacionalistas que dentro del PRI no ven con buenos ojos que esa
catástrofe suceda.
Así es que ya no hay que darle más vueltas a la vuelta: la tan temida especie
de que Salinas estaba detrás de Peña estaría confirmada, lo que también da
certeza a los jóvenes del movimiento #YoSoy132, que tanto han insistido en la
ligas de Salinas y Peña Nieto.
Por lo pronto, en las reuniones que encabeza Córdoba –cuando menos hay una
confirmada–, seguirían adelante el plan para la explotación de la riqueza
petrolera de México. Peña Nieto sí es Salinas.
De pasadita
Y ya que andamos por ahí, sería bueno que se le echara un ojo a
Miami. Parece que algunos políticos y gente de influencia de México han
convertido aquel lugar en importante centro de operaciones políticas y
financieras, incluso hay quien asegura que en todo eso del lavado de dinero sólo
habría que seguir la huella del abogado Juan Collado, al parecer muy ligado a la
empresa Monex, para obtener datos importantes y nexos que tal vez logren dar con
la punta de la madeja. Así que ojo, ¿eh?, mucho ojo.
Publicado originalmente en:http://www.jornada.unam.mx/2012/07/19/opinion/038o1cap
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