Ingenieríaelectoral
PRI, aplicado
Naranjo, pieza de EU
Julio Hernández López
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CRÍTICA AL G-20. En Cabo San Lucas, una ONG representa una reunión de
líderes del G-20. En la ciudad de México, sindicatos y desempleados
abordaron una serie de agravios de la política de Felipe Calderón contra la clase trabajadoraFoto José Carlo González |
Enrique Peña Nieto está concentrado en lo que realmente le interesa: la operación electoral del domingo de la verdad.
El dinero, el oficio corruptor y la experiencia en adulteración electoral no tienen ojos para plazas llenas, votaciones en universidades, jóvenes 132 ni presuntas primaveras cívicas. Todo en el tricolor está concentrado en la compra previa de compromisos de voto y en la muy costosa operación dominical que
promoveráel cumplimiento de esas intenciones. Si las cosas le resultan al PRI como lo está planeando, en muchas casillas urbanas los funcionarios de las mesas receptoras de votos y los representantes partidistas habrán de contar sufragios que realmente fueron depositados en las urnas, aunque provengan de operaciones mercantiles no detectables en la propia casilla (la Ruleta de la que aquí en http://bit.ly/LCXw5g se ha hablado). En otro segmento de casillas, profesores formados desde muy temprano suplirán las ausencias de los funcionarios mal capacitados, desalentados y confundidos intencionalmente por el IFE, de tal manera que la conducción del proceso correrá a cargo de esos sustitutos llegados con consigna. Y en las zonas rurales se tratará de fortalecer el voto en favor del PRI mediante los más clásicos procedimientos de compra de voluntades, amenazas y manipulación.
Diariamente se acumulan las evidencias de graves irregularidades electorales mientras los funcionarios y consejeros que deberían detectar, revertir y sancionar esas tendencias defraudadoras se esmeran en asegurar que todo marcha correctamente, salvo en algunos pequeños detalles que, dicen, no influirán en los resultados finales.
Un ejemplo de lo que se alista para el domingo lo ha dado el gobierno de Veracruz, según la denuncia hecha por coordinadores de la campaña de López Obrador en el video http://bit.ly/MXfOKA que muestra una enorme cantidad de productos
utilitariosque sirven para
promoverel voto en favor del PRI y que estaban almacenados en una bodega que según esa misma fuente lopezobradorista corresponde a la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV). Recuérdese que el pasado 8 aquí mismo se denunció el plan Sumemos 10, dirigido por subsecretarios y directores de esa misma SEV, en abierta convergencia de recursos públicos y acción electoral priísta (http://bit.ly/Kgz62n). Lo importante no es tan sólo la grave irregularidad domiciliaria, si se llega a demostrar que la bodega estaba bajo control de la SEV, sino la videograbada prueba de la abundancia de recursos para operaciones electorales, en un esquema que encaja perfectamente con las sabidas maniobras de compra de votos.
Otro desliz ha cometido Enrique Peña Nieto. Aun cuando no ha dado a conocer nombres de los ciudadanos que formarían su gabinete en caso de ganar la Presidencia de la República, el ex gobernador del estado de México ha creído oportuno, y apegado a la legalidad (cuando en realidad viola la Constitución), anunciar que un policía colombiano ascendido por decisión presidencial a la condición de general habrá de ser su asesor para asuntos de narcotráfico si llega a Los Pinos.
El historial del general Naranjo ayuda a avizorar la idea que
Peña Nieto tiene del futuro inmediato en México si él gana la
Presidencia. Un autoritarismo nativo, con asesoría extranjera, dedicado a
cumplir con los libretos llegados de Estados Unidos. Además,
violaciones a los derechos humanos como sistema, proliferación de los
falsos positivosy los
daños colateralesy, en especial, la incentivación de las bandas
paramilitareso
parapoliciacaspara que realicen tareas de
limpieza socialy de eliminación de políticos, periodistas y personajes que sean sostenidamente adversos al desarrollo del nuevo Plan Colombia.
Tratando de incorporarse en el tramo final electoral al plano
declarativo injerencista, Felipe Calderón ha tenido un incidente poco
tranquilizador en el contexto de la reunión de élite mundial denominada
G-20. Sin consecuencias más que materiales y en pequeña escala, hubo una
detonación en el hotel donde sus pequeños hijos habían llegado a
alojarse y donde también se instalaría el propio ocupante actual de Los
Pinos. Varias explicaciones técnicas se produjeron para precisar que no
hubo intención malévola ni peligro alguno en ese simple incidente. Ah,
además, Calderón aprovechó el foro internacional para retomar su
posición de quinto contendiente por la presidencia 2012, ahora al
criticar la propuesta que hace algún aspirante (al que no nombró, ni
dijo que era de Tabasco) de bajar el precio de la gasolina al público.
Concentrada ya la pelea en los dos candidatos con verdadera
viabilidad, Peña Nieto y López Obrador, a pesar de la desesperación de
la ahora ocurrente Vázquez Mota y su grotesca recurrencia al expediente
del cuchi cuchi, el perredista ha llamado a dar el estirón final,
mientras su agenda diaria muestra plazas y escenarios absolutamente
llenos de simpatizantes, con un aire de triunfo que genera proporcional
reacción de corte mapache en el priísmo. Ése es el punto.

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