Hugo Casanova Cardiel
El mayor reto que hoy
enfrenta la educación es trascender los estrechos márgenes a los que se
ha visto limitada a lo largo de las décadas recientes y lograr su
efectiva articulación al proyecto nacional. Las fallidas aspiraciones de
modernización evaluadora de la educación de los sucesivos regímenes del
priísmo y del panismo, devinieron en este último tramo sexenal en un
vacío en la conducción de la educación que alcanzó su mayor expresión en
dos cuadros hasta entonces impensables: a) el manoteo y el
que nadie se equivoquelanzado por la maestra Gordillo al presidente de la República en Los Pinos (La Jornada, 16 de mayo); y b) la creciente presencia del poder televisivo en materia de educación.
Alianza por la Calidad de la Educación, había perdido toda utilidad política y, por el contrario, se había convertido en una herida supurante.
Así las cosas, aunque las propuestas electorales de la candidata del PAN y del candidato del PRI (coalición Compromiso por México) han expresado tímidos cuestionamientos al esquema educativo prevaleciente a lo largo de cinco sexenios e incluso han llegado a marcar distancias frente a su antigua asociada del SNTE, lo cierto es que no logran definir una propuesta distinta. De igual manera, pese a su pretendida independencia y a sus reclamos por la desbordada politización de la educación, las inercias de sus agrupaciones partidistas representan un lastre insalvable en la formulación de sus respectivos proyectos.
En el caso del PAN, la plataforma educativa reitera la confianza en la evaluación y la certificación como factores para alcanzar la calidad. Se alude también, entre otros temas, al aumento de la atención a la demanda, a la preparación para el trabajo y a la profundización del enfoque de competencias. El PRI, a su vez, ofrece un esquema centrado en la gestión y que plantea la transformación
real y mediblede la educación. Subraya, una vez más, su vocación modernizadora con base en
rigurosos criterios de racionalidad y eficienciay, de igual manera, refrenda su confianza en la evaluación. (Cfr. IFE, Plataformas Electorales de Partidos Políticos Nacionales, 2012). En ambos casos se trata de visiones incrementalistas que simplemente ofrecen más de lo mismo. En lo que corresponde a la agrupación Nueva Alianza son bien conocidas sus contradicciones y subsidiaridad ante la cúpula sindical.
¿Porqué AMLO? El cambio de régimen que propone el Movimiento
Progresista representa para todos los mexicanos la posibilidad de una
vida mejor. Un anhelo compartido por las más diversas franjas de la
sociedad es la superación de problemas estructurales como la pobreza, la
desigualdad, la injusticia, la insuficiente democracia; y, en este
sexenio, la creciente inseguridad que afecta a pobres y a ricos, el uso
faccioso de los medios de comunicación –un tema central de #YoSoy132–
así como el enorme déficit en materia de políticas sociales.
En la atención a tales problemas se inserta el proyecto educativo de
López Obrador el cual enuncia, como uno de sus principales propósitos,
hacer de la educación un derecho antes que un privilegio. Fundado en
valores de ciudadanía y de solidaridad social, el proyecto aspira a
establecer una política educativa de Estado y señala la creación de un
consejo nacional de planeación y evaluación, el cual, dicho sea de paso,
devuelve el sentido público a una discusión en la que hoy sobresale el
poder de las televisoras y de sus entidades satélites.
Con base en referentes pedagógicos y didácticos, el proyecto plantea
la construcción de un nuevo marco de enseñanza-aprendizaje para los
estudiantes y propugna por una formación y evaluación no punitivas que
revalorice a los maestros. El proyecto plantea abatir el rezago, ampliar
la cobertura y generar propuestas innovadoras –con énfasis en la
educación virtual– para atender de manera plena la demanda a la
educación superior. El proyecto apela a una educación integral con
contenidos humanísticos y tecnológicos y, bajo un explícito
pronunciamiento de respeto a la autonomía, señala su compromiso de mayor
financiamiento a las universidades.
Aunque ya se aprecian los trazos generales de la propuesta educativa
del Movimiento Progresista, lo cierto es que los temas pendientes
rebasan por mucho el listado anterior y que son indispensables las
aportaciones críticas e informadas de los más diversos sectores
sociales. Lo importante por ahora es, sin duda, el establecimiento de un
compromiso de renovación profunda de la educación de cara al futuro de
la Nación.
Eso es precisamente lo que ofrece López Obrador.
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