Escrito por en
Adolfo Huerta Alemán
y etiquetada con #YoSoy132, Enrique Peña Nieto, Indignados Coahuila, Javier Sicilia, Margaret Mead, Universidad Iberoamericana
Escrito por: Adolfo Huerta Alemán
“Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos
pensantes y comprometidos puede cambiar al mundo. Es la única
cosa que lo ha hecho”.
Margaret Mead.
“Reclutaré a mí familia, a mis amigos, a mis colegas para que participen en una causa. Iré a una marcha”.
Denise Dresser.
“La libertad en el arte era una manera de resistirse a todas las formas de autoridad”
Carlos Granés.
.
“Hay una generación entera con una nueva explicación. Gente en movimiento”.
Scott McKenzie.
“Elige la vida, elige un empleo, elige una
carrera, elige una familia, elige una pinche televisión
enorme… elige tu futuro. . . Pero, ¿por qué quería hacer
semejante cosa?”
Mark Renton en Trainspotting (1996).
Todo el siglo XX, estuvo plagado
de grupos revolucionarios y movimientos sociales: Lenin; Che
Guevara; el año del 1968; el dadaísmo; el futurismo; la caída
del muro de Berlín; el colapso de la Unión Soviética; la
irrupción de Marinetti; la liberación femenina, el hipismo, la
música como la de los Sex Pistols, hasta el día de hoy, en
el vislumbrar del siglo XXI con los jóvenes indignados de
España.
Todos proponen transformar la
sociedad, la economía y la política; alteran las mentes, las
costumbres, los valores y la forma de vivir de las personas,
a pesar de lo paradójico, estas batallas utópicas, muchas
de ellas fueron vanguardia en muchas partes, pero no fueron
exentas de acabar algunas de ellas en derrotas, otras con
sus acciones lograron imponerse y ganar adeptos.
Aquí el arte juega un papel muy
importante, pues hasta el día de hoy no ha dejado de ser el
vehículo privilegiado para transmitir estos ideales,
revoluciones y cambios culturales.
Los movimientos sociales y la
revoluciones culturales, tienen un mayor impacto, pues éstas
están dispuestas a transformar las mentes, las costumbres,
los valores y la forma de vivir de las personas, por lo
tanto, de las sociedades, el cambio es más profundo, pues
este va dirigido a la conciencia humana.
El año del 2011;
ha sido una explosión de esperanza y de libertad, esto
sea resultado de una maduración y del despertar de una
conciencia colectiva, partiendo claro, de una conciencia mejor
formada y más informada, por consecuencia más libre.
Las revueltas surgidas en el
2011: la primavera árabe, el movimiento de los indignados
iniciado en España un 15 de mayo, y que se extendió a
más de 40 países del mundo, además de las movilizaciones
de los estudiantes en Latinoamérica como las de Chile;
Colombia; aquí en México con el movimiento #132. El de
Ocupy en Estados Unidos.
Aquí en Coahuila la indignación ha
despertado con la megadueda fraudulenta, que nos deja un ex
gobernador priísta, que no tuvo ética en dejarla a cada
uno de los ciudadanos, que en su lucha por la
transparencia y justicia, han perseverado Ciudadanos por
Coahuila.
Todo estos movimientos, no hacen
otra cosa que hablarnos de la esperanza de que algo ha
cambiado en nuestro mundo y que las consecuencias son
irreversibles. Y de cómo la inconformidad, la rabia, el
coraje, el encabronarse y la indignación, cuando se
transforman en iniciativas, participación ciudadana, en
informarnos, en utilizar las redes sociales,
en organizarnos, se puede lograr una lucha sin recurrir a
la violencia. Por lo tanto, iniciar procesos reales de
vivir una democracia real.
Siempre habrá quien encienda la
mecha, recordemos que estas protestas se iniciaron con la
emergencia de la primavera árabe.
Terminaba el año 2010 cuando Mohamed Bouzizi,
joven de 26 años, decide prenderse fuego frente al
ayuntamiento de Sidi Bouzid, su inmolación no quedó
impune. Resurgieron protestas y se inundó todo Túnez con el
reclamo central con el grito de libertad y fin de la
dictadura.
Este grito rápidamente se extiende
a Egipto; Marruecos; Argelia; Siria; Yemen; Libia; en España;
Grecia; Gran Bretaña; Italia; Israel; EUA en septiembre en Wall
Street; en México con el Movimiento de Javier Sicilia exigiendo
paz y dignidad; el de la indignación en Coahuila tiene un
poco más de un año y que no se pierde la esperanza de
que otros estados de México sigan su ejemplo, comiencen de
pasar de la indignación a la acción, pues bien sabemos, que
Coahuila no es el único estado endeudado.
El más reciente movimiento estudiantil #132, que nadie se imaginaría que comenzaría en el Universidad Iberoamericana, con la visita de Enrique Peña Nieto, que a partir de allí su imagen ha estado más que abollada y se ha ido de pique.
¿De verdad vivimos una democracia?
¿Estamos en un Estado de derecho? ¿Todos y todas tenemos las
mismas oportunidades? ¿Hay justicia y paz en nuestro entorno?
Todas estas preguntas nos vienen a
la cabeza cuando vemos manifestaciones casi por todas
partes, la indignación no es por generación espontanea.
La indignación nace de nuestra
conciencia de ser libres y de un compromiso con nuestra
Historia. Nace de la resistencia contra la injusticia que
pisotea nuestra dignidad y de que no se nos trate como lo
que somos: personas. Es indignarse y resistir
contra todo aquello que es inaceptable que atenta a
nuestra conciencia y dignidad.
Todos estos movimientos, no
olvidemos una de su principal característica, es de que son
completamente ciudadano, apartidista, mucho menos son
proselitistas a una religión. Nos recuerdan que hay una
manera de contribuir a la supervivencia de nuestra especie
humana, y es la de no resignarse, no mirar con indiferencia.
Lo que nos une hoy en día y nos
hace, más ser, seres humanos es la de compartir con el
rostro del Otro su sufrimiento, si nos duele sin vivir lo
que vive el Otro, podremos decir que soy ser humano y me
hermana con él mí indignación, lo que hoy nos va unir,
unos con otros, no serán los partidos políticos, las
religiones tampoco, será la búsqueda de la justicia y paz,
el hermanarnos desde nuestra indignación.
Todo esto demuestra que vale la
pena vivir, que existe otro mundo posible y que está
dentro de cada una – uno de nosotros.
Está en juego nuestro futuro y
la fe, y no me refiero a la fe a una religión, a un
Dios, a algún partido político, o alguien que se presenta
como mesías para solucionar toda nuestra problemática, sino a
la fe como la fuerza que todas y todos tenemos que nos
motiva a seguir buscando un significado a nuestra Historia.
Todo este parto de de
manifestaciones callejeras, es símbolo de no perder la fe
en cada una – uno de nosotros.
Perder la fe en el ser humano,
esto sí, que sería una tragedia que nos llevará a nuestra
propia aniquilación.
.
“¡Ésta es el arma de nuestra generación!”.
Patti Smith, empuñando una guitarra eléctrica el 20 de julio de 2010 en Madrid.
“Preguntarme a qué generación pertenezco es, en un nivel más profundo, preguntarme quién Soy Yo”.
Julián Marías filósofo español.
@GofoAutor
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