María Teresa Jardí
Dos proyectos de nación. Una sola vía para el cambio. Ataque a la corrupción como punta de lanza a futuro o más de lo mismo incluidas las muertes atroces de pobres que como limpias practica el partido de la “candidata” que se queda fuera de jugada incapaz de entender siquiera que perdón es lo que tendría que haber pedido a las madres de los muertos, si le quedara un ápice de vergüenza. Perdón por personificar al partido que representa la corrupción sin maquillaje y la ejecución como regla de exterminio de pobres, de periodistas que cuestionan y de luchadores sociales. Perdón a nombre del PAN, el partido que la lleva
Quadri, un cínico prófugo de la academia, en la que ya no tiene cabida porque hasta como ambientalista ha sido un entreguista. Un impresentable a modo con alma de fascista en busca de una chamba con el que sea, con quien llegue. Un buen sueldo ya se sabe que en el México sin principios no importa quién lo pague. Sí, una chamba: “por el amor de Dios”, pide el candidato de “la maestra”, haciendo varias propuestas, de faraónicas creaciones, que bien podría él encabezar con su disfraz de ciudadano. Quadri, un político más a la mexicana representante del nivel bajísimo que ha alcanzado en México el ejercicio de la política. Quadri: un canalla más al servicio de la Gordillo. Y Quadri y “la Chepina” de la mano como golpeadores a modo representando quizá el papel más destacado a lo largo de sus estériles vidas.
Dos proyectos de nación y una sola propuesta de cambio.
Con Peña el continuismo incluso de la telebasura como poder político, que se venga de los estudiantes y del pueblo mexicano que no se deja deseducar del todo por “la tele”, sacando la imagen del aire, dos veces, cuando el candidato que habla en el debate es AMLO.
Nada tontos los estudiantes, han calibrado bien al aparato desinformador que busca hacerse, imponiendo un candidato chatarra, del todo con el poder político, que en sus manos han dejado impresentables como Fox y Calderón, por miedo a verse más exhibidos como lo que son: ladrones y asesinos.
Y todavía les falta a los estudiantes dar el salto llamando a todos los mexicanos a convertir nuestros televisores en peceras.
El candidato del continuismo, Peña, ofreciendo cambios copiando las propuestas de AMLO. Ofreciendo, como han hecho sus antecesores, sin intenciones de cumplir nada de lo ofrecido.
Con AMLO el salto cualitativo a poner punto final a los años de neoliberalismo que han arrasado con todo y contaminado aquello con lo que no han acabado, o entregado, todavía.
El fin de la corrupción como meta es lo que nos ofrece con posibilidades de cumplirlo Andrés Manuel. Un cambio de cultura regresando a la que masacrada esconde la cara en las comunidades indígenas. Acabar con más de treinta años de entreguismo. En el entendido de que es el respeto lo que propicia las relaciones entre iguales y como vecinos de los yanquis ese respeto no debería nunca haberse perdido. Efectivamente los vacíos se llenan y casa por casa hay que buscar a los jóvenes para impedir que sigan siendo pasto de la muerte como sicarios o como paramilitares a modo de la guerra impuesta por el entreguista genocida Felipe Calderón.
Un honor para los mexicanos va a ser que AMLO sea Presidente de nuestra maltrecha república.
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