Ricardo Monreal Avila
La economía de las familias mexicanas se ha visto severamente afectada debido a la crisis nacional e internacional que nos aqueja desde hace varios años.
El alcance de esta crisis es sistémico, ya que afecta el empleo, la inversión, las finanzas públicas, la seguridad, la educación, los valores de convivencia y hasta el régimen alimenticio y de salud de toda una nación. Un ejemplo es el compartimiento del precio de los alimentos o canasta básica.
Según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), durante septiembre del presente año, el Índice Nacional de Precios al Consumidor registró un avance de 0.44% para ubicar la inflación anual en 4.77%.1
Lo anterior ha provocado que los precios de la canasta básica no logren estabilizarse y hayan tenido un incremento del 6.22%, casi el doble de lo registrado el año pasado.
Los productos que presentaron un mayor aumento fueron: el huevo con aumentos hasta del 14.08%, el jitomate con el 18.39% y el pollo con 4.24%.2
Lo anterior es una radiografía de lo que sucede con los precios de la canasta básica; sin embargo, es necesario mencionar que 53 de los 80 bienes y servicios que la conforman muestran un aumento considerable en sus precios.
Los alimentos clasificados como agropecuarios tienen una inflación anual de 16.02% y los pecuarios de 17.70%, estando también por encima de la inflación general.
Podemos decir entonces que en México todo tiende a subir menos el salario mínimo, así lo demuestra el documento Tendencias del Poder Adquisitivo en seis países de América Latina 2000-2011, elaborado por el Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El análisis señala que en el año 2000, los mexicanos necesitaban trabajar 9 horas y media, para poder adquirir los productos que integran la canasta básica, en comparación, en el año 2011 un mexicano necesitaba trabajar 11.38 horas para adquirir los mismos productos.
En otras palabras, México cuenta con un deterioro en el poder adquisitivo, los trabajadores tienen que trabajar 63 horas a la semana para poder adquirir una reducida canasta básica.
Tenemos un sistema de salarios mínimos anacrónico, con el cual los ciudadanos no logran satisfacer sus necesidades mínimas, tan sólo en la actual administración federal, el costo de la canasta básica incrementó 29%, en oposición el ingreso salarial pasó de $1,343 en 2006 a $1,097 en el primer trimestre de 2012.3
Los elevados costos de los productos de la canasta básica, dieron como resultado que tanto el hombre como la mujer, tengan que salir a trabajar y así poder satisfacer las necesidades mínimas de su familia como son: la alimentación, la educación y la vivienda.
Por otra parte México no cuenta con una soberanía alimentaria, al contrario año tras año el pueblo mexicano tiene un menor poder adquisitivo, es imposible que con un salario mínimo puedan satisfacer sus necesidades básicas como el alimento, tema que por cierto se encuentra garantizado en el artículo 4 Constitucional.
A la crisis sistémica que estalló en todo el mundo en el pasado otoño del 2008, se vino a agregar las prolongadas sequías y heladas que afectaron el suelo cultivable en la mitad del planeta. Campos enteros de cultivo fueron afectados y la FAO ha estimado que la rehabilitación de estas tierras tardará 10 años. Es decir, tendremos una década de precios altos en granos y alimentos básicos en todo el mundo.
Por ello, es importante aplicar un plan de emergencia alimentaria en el país que además de recuperar los campos de cultivo actualmente siniestrados por el cambio climático o desolados por la emigración de la gente del campo, una de las acciones inmediatas es exhortar al gobierno federal a que, con los instrumentos jurídicos, presupuestales e institucionales que tiene a la mano y bajo su mando, estabilice los precios de los productos de la canasta básica, ya que resulta irracional que con un salario mínimo de $62.33, los trabajadores logren satisfaces sus necesidades básicas.
Aunado a esto tenemos que algunos establecimientos, elevan de manera desproporcionada e injustificada los precios de los productos de la canasta básica. Esto es un tema que no debe pasar desapercibido por las autoridades, ya que los pequeños comercios son el último eslabón en la cadena de distribución hasta el consumidor final.
Hasta ahora, los ganadores de esta situación de sequía, escasez y alza de precios han sido los especuladores y los acaparadores de los alimentos básicos. Es verdaderamente inaceptable que el gobierno, teniendo a la mano diversos instrumentos de regulación y corrección de las desviaciones del mercado, se cruce de brazos y no intente siquiera detener el alza de precios de la canasta básica.
Las cámaras legislativas, los medios de comunicación independientes y las asociaciones de consumidores deberíamos de exhortar al Poder Ejecutivo Federal para que, a través de la Secretaría de Economía, estabilice los precios de los productos que integran la canasta de alimentos de los mexicanos.
El exhorto se haría extensivo a la Procuraduría Federal del Consumidor, para que realice operativos nacionales y permanentes de verificación y prevención de alzas injustificadas en los precios de los productos que integran dicha canasta.
Esto es lo menos que podría y debería estar realizando el gobierno federal; sin embargo, en lugar de ello, la Secretaría de Economía promueve que los consumidores dejen de consumir alimentos básicos como el huevo, para que el precio baje, cabildea con Estados Unidos para que lleguen al país productos alimenticios como la papa sin importar que se afecte a los productores nacionales, se dedica a defender a las armadoras mexicanas en Brasil o a facilitar que productos chinos como los zapatos inunden el mercado nacional desplazando al mismo producto mexicano.
Es importante una reorientación de fondo en la política económica del país. Sólo así volveremos a tener soberanía alimenticia y regulación efectiva sobre los precios de la canasta básica. Esto nunca lo realizaron los gobiernos federales del PAN y se ve difícil que lo haga el próximo gobierno del PRI, por la sencilla razón que representa los intereses de los grandes especuladores del campo y sus productos. Pronto veremos que la hambruna que amenaza a varias regiones del país, podría terminar por extenderse a toda la nación. O se cambia la política económica seguida en el campo o pronto habrá un desastre social, con las consecuencias negativas para toda la nación.
ricardo_monreal_avila@yahoo.com.mx
Twitter: @ricardomonreala
1 Orozco, Juan Carlos “Alcanza 4.77% tasa de inflación anual”, disponible en www.reforma.com/libre/online07/edicionimpresa/default.shtm?seccion=primera
Consultado el 9 de octubre de 2012.
2 Información INEGI.
3 Articulo web: “El huevo, un manjar de la canasta básica de consumo” disponible en
http://eleconomista.com.mx/inventario/2012/08/20/huevo-manjar-canasta-basica-consumo. Consultado el 9 de octubre de 2012.
La economía de las familias mexicanas se ha visto severamente afectada debido a la crisis nacional e internacional que nos aqueja desde hace varios años.
El alcance de esta crisis es sistémico, ya que afecta el empleo, la inversión, las finanzas públicas, la seguridad, la educación, los valores de convivencia y hasta el régimen alimenticio y de salud de toda una nación. Un ejemplo es el compartimiento del precio de los alimentos o canasta básica.
Según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), durante septiembre del presente año, el Índice Nacional de Precios al Consumidor registró un avance de 0.44% para ubicar la inflación anual en 4.77%.1
Lo anterior ha provocado que los precios de la canasta básica no logren estabilizarse y hayan tenido un incremento del 6.22%, casi el doble de lo registrado el año pasado.
Los productos que presentaron un mayor aumento fueron: el huevo con aumentos hasta del 14.08%, el jitomate con el 18.39% y el pollo con 4.24%.2
Lo anterior es una radiografía de lo que sucede con los precios de la canasta básica; sin embargo, es necesario mencionar que 53 de los 80 bienes y servicios que la conforman muestran un aumento considerable en sus precios.
Los alimentos clasificados como agropecuarios tienen una inflación anual de 16.02% y los pecuarios de 17.70%, estando también por encima de la inflación general.
Podemos decir entonces que en México todo tiende a subir menos el salario mínimo, así lo demuestra el documento Tendencias del Poder Adquisitivo en seis países de América Latina 2000-2011, elaborado por el Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El análisis señala que en el año 2000, los mexicanos necesitaban trabajar 9 horas y media, para poder adquirir los productos que integran la canasta básica, en comparación, en el año 2011 un mexicano necesitaba trabajar 11.38 horas para adquirir los mismos productos.
En otras palabras, México cuenta con un deterioro en el poder adquisitivo, los trabajadores tienen que trabajar 63 horas a la semana para poder adquirir una reducida canasta básica.
Tenemos un sistema de salarios mínimos anacrónico, con el cual los ciudadanos no logran satisfacer sus necesidades mínimas, tan sólo en la actual administración federal, el costo de la canasta básica incrementó 29%, en oposición el ingreso salarial pasó de $1,343 en 2006 a $1,097 en el primer trimestre de 2012.3
Los elevados costos de los productos de la canasta básica, dieron como resultado que tanto el hombre como la mujer, tengan que salir a trabajar y así poder satisfacer las necesidades mínimas de su familia como son: la alimentación, la educación y la vivienda.
Por otra parte México no cuenta con una soberanía alimentaria, al contrario año tras año el pueblo mexicano tiene un menor poder adquisitivo, es imposible que con un salario mínimo puedan satisfacer sus necesidades básicas como el alimento, tema que por cierto se encuentra garantizado en el artículo 4 Constitucional.
A la crisis sistémica que estalló en todo el mundo en el pasado otoño del 2008, se vino a agregar las prolongadas sequías y heladas que afectaron el suelo cultivable en la mitad del planeta. Campos enteros de cultivo fueron afectados y la FAO ha estimado que la rehabilitación de estas tierras tardará 10 años. Es decir, tendremos una década de precios altos en granos y alimentos básicos en todo el mundo.
Por ello, es importante aplicar un plan de emergencia alimentaria en el país que además de recuperar los campos de cultivo actualmente siniestrados por el cambio climático o desolados por la emigración de la gente del campo, una de las acciones inmediatas es exhortar al gobierno federal a que, con los instrumentos jurídicos, presupuestales e institucionales que tiene a la mano y bajo su mando, estabilice los precios de los productos de la canasta básica, ya que resulta irracional que con un salario mínimo de $62.33, los trabajadores logren satisfaces sus necesidades básicas.
Aunado a esto tenemos que algunos establecimientos, elevan de manera desproporcionada e injustificada los precios de los productos de la canasta básica. Esto es un tema que no debe pasar desapercibido por las autoridades, ya que los pequeños comercios son el último eslabón en la cadena de distribución hasta el consumidor final.
Hasta ahora, los ganadores de esta situación de sequía, escasez y alza de precios han sido los especuladores y los acaparadores de los alimentos básicos. Es verdaderamente inaceptable que el gobierno, teniendo a la mano diversos instrumentos de regulación y corrección de las desviaciones del mercado, se cruce de brazos y no intente siquiera detener el alza de precios de la canasta básica.
Las cámaras legislativas, los medios de comunicación independientes y las asociaciones de consumidores deberíamos de exhortar al Poder Ejecutivo Federal para que, a través de la Secretaría de Economía, estabilice los precios de los productos que integran la canasta de alimentos de los mexicanos.
El exhorto se haría extensivo a la Procuraduría Federal del Consumidor, para que realice operativos nacionales y permanentes de verificación y prevención de alzas injustificadas en los precios de los productos que integran dicha canasta.
Esto es lo menos que podría y debería estar realizando el gobierno federal; sin embargo, en lugar de ello, la Secretaría de Economía promueve que los consumidores dejen de consumir alimentos básicos como el huevo, para que el precio baje, cabildea con Estados Unidos para que lleguen al país productos alimenticios como la papa sin importar que se afecte a los productores nacionales, se dedica a defender a las armadoras mexicanas en Brasil o a facilitar que productos chinos como los zapatos inunden el mercado nacional desplazando al mismo producto mexicano.
Es importante una reorientación de fondo en la política económica del país. Sólo así volveremos a tener soberanía alimenticia y regulación efectiva sobre los precios de la canasta básica. Esto nunca lo realizaron los gobiernos federales del PAN y se ve difícil que lo haga el próximo gobierno del PRI, por la sencilla razón que representa los intereses de los grandes especuladores del campo y sus productos. Pronto veremos que la hambruna que amenaza a varias regiones del país, podría terminar por extenderse a toda la nación. O se cambia la política económica seguida en el campo o pronto habrá un desastre social, con las consecuencias negativas para toda la nación.
ricardo_monreal_avila@yahoo.com.mx
Twitter: @ricardomonreala
1 Orozco, Juan Carlos “Alcanza 4.77% tasa de inflación anual”, disponible en www.reforma.com/libre/online07/edicionimpresa/default.shtm?seccion=primera
Consultado el 9 de octubre de 2012.
2 Información INEGI.
3 Articulo web: “El huevo, un manjar de la canasta básica de consumo” disponible en
http://eleconomista.com.mx/inventario/2012/08/20/huevo-manjar-canasta-basica-consumo. Consultado el 9 de octubre de 2012.

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