Este miércoles se reunirán el presidente Francois Hollande y Enrique Peña Nieto. Se sabe que en la agenda aparecerá el caso de la supuesta secuestradora Florence Cassez y el asunto no se antoja menor dados sus antecedes y el conflicto que se generara entre Nicolás Sarkozy y Felipe Calderón, independientemente de que tuvieron un gran cuidado en publicitar el envío que le hiciera la pareja –que no esposa- de Hollande a la “huésped” de lujo del reclusorio femenil en franca y abierta señal de respaldo y simpatía. Se dijo que tal vez en el encuentro de Vallerie Trierweiler con “La Gaviota”, la primera intercedería con la mexicana para la liberación de la Cassez, sin embargo ya fue informada la primera dama de Francia que como buen macho mexiquense don Enrique no le permite a doña Angélica ni siquiera opinar, menos aún intervenir en asuntos internacionales. Su papel de elemento decorativo está más que dejado en claro.
Pero no sólo se trata de este espinoso asunto sino del de Maudde Vercini, la ex esposa del tío de Peña Nieto y ex gobernador del Estado de México, del que le dejó como herencia el mandato, de Arturo Montiel. A decir de la francesa, también nacionalizada mexicana, y de sus abogados, han ganado todas las instancias internacionales e inclusive saben de los compromisos de quienes en México tienen que actuar contrario a su forma de pensar y a la misma Ley con tal de no enemistarse y perder sus puestos, por lo que también consideran que los acompaña la verdad legal y deben entregarle a sus hijos a la mujer que los procreó y sobre las que no existen señalamientos sobre su conducta personal que lo impidan.
Dicen que en la actuación de Montiel y su grupo no opera sino la venganza de parte del primero y una especie de solidaridad de los segundos. Se desquita por el dinero que la Vercini pudo obtener con la demanda de divorcio y para no pagar la pensión que les fue asignada y con ello considerar que mantiene también a su nuevo marido es que lucha por quedarse con los menores, aunque también se revela que el ridículo, los chistes, los comentarios que se hicieron sobre su persona es lo que menos le perdona, porque van desde la referencia a la forma en la que obtuvo su gran fortuna hasta la infidelidad que tarde conoció.
Ya se verá si Enrique Peña levantará un solo dedo en contra de su tío o resolverá el asunto de una manera que considerarán “salomónica”. Cambiar a la Cassez, dejarla en libertad a cambio de no seguir apoyando a la Vercinni. ¿Para donde va su apuesta?
Lilia Arellano - Opinión EMET
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