El Tepache

lunes, 1 de abril de 2013

Los Presidentes y su club de losers: 30 años y 50% de pobres…


Juan Pablo Becerra-Acosta M.
Doble fondo

Desde que recuerdo, no ha habido un solo año en que, con voz solemne -teatral-, el presidente de la república en turno no anuncie algo así: 
“Este año tendremos el mayor presupuesto de la historia destinado al combate de la pobreza”. 
Y la pobreza y la miseria siguen igual. 
En marzo cumplí treinta años de ejercer el periodismo. Gobernaba Miguel de la Madrid en 1983. Han pasado cinco sexenios desde entonces. Cinco presidentes: el propio De la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón. Todos prometieron lo mismo: “Reduciremos la pobreza en este gobierno”. Y nada. 


La semana pasada estuve en un briefing sobre el tema con Rosario Robles, la secretaria de Desarrollo Social. En algún momento de la charla ella exhibió una gráfica espeluznante: en 1983 el 53% de la población era pobre. Hoy, treinta años después... el 51.3% de los mexicanos son pobres. Lo mismo. Ni un avance. Para ser preciso: en cinco sexenios, la disminución de la pobreza fue… de 1.7 puntos porcentuales. 
Un botón de muestra de cómo han gobernado estos estadistas y de cómo han justificado su ineficacia… El peor momento de la pobreza en estas décadas fue con Zedillo, que en 1994 la recibió con 52.4%, y gracias a su legendaria pericia, la llevó… hasta el 69% en 1996. Finalmente la entregó con 53.6%. Sus exégetas decían lo que “el señor presidente” les dictaba: “Es que Salinas dejó la economía prendida de alfileres”. ¡Hágame usted el favor! En ademán de anonadamiento, había que darse una palmada en la frente y amansarlos con un: “Hombre, pues qué hábil (Zedillo), que se le ocurrió… quitar los alfileres”.
Todos los presidentes de México que he observado (a los ya mencionados agrego a Luis Echeverría y José López Portillo), los siete, han sido un fracaso político, económico y social (y de la inseguridad, mejor ni hablemos). O cuando menos, han sido unos mediocres. Unos losers, dirían los chavos de hoy. Su incapacidad para abatir la pobreza, a pesar de los billones de pesos que se han gasto en el rubro (¿en qué los despilfarraron?), así lo demuestra rotundamente. 
Este lunes empieza la llamada cruzada nacional contra el hambre del gobierno de Enrique Peña Nieto. Él, bajo el lema “sin hambre”, y no sólo con asistencialismo sino con proyectos productivos en cada región (dice), pretende disminuir la pobreza, la miseria, y evitar que 18.8% de la población que no tiene ni para comer (en 1984 el porcentaje era de 22.5%), salga de esa condición infrahumana. 
Ojalá. Ojalá por esos más de 59 millones de pobres y por esos 21.8 millones que padecen “pobreza alimentaria”. Y si no, pues nada, el priista también ingresará a la cofradía de sus antecesores, de esos fracasados y su club de losers…

jpbecerracostam@prodigy.net.mx
twitter.com/@jpbecerraacosta

No hay comentarios:

Publicar un comentario