El Tepache

miércoles, 20 de febrero de 2013

DUDAS QUE MATAN

Lilia Arellano


En su edición de ayer, el New York Times publicó un amplio reportaje en el que cuestiona si Enrique Peña Nieto logrará contener la violencia sin caer en el puño de hierro que criticó de su predecesor. Es más, pone en duda que lo que se ha planteado tenga éxito. Y la reacción se antoja lógica si se comparte la opinión de algunos analistas en apoyo a la estrategia de seguridad del mexiquense de la que dicen pone en jaque a las dependencias que como la CIA, emprenden luchas sangrientas cuyos saldos siempre son negativos para los países a los que dicen ayudar.

Según este diario, lo que sucede en Guerrero representa un desafío para la actual administración, luego de referirse a la emboscada que mató a nueve policías estatales, al surgimiento de policías comunitarias y a la violación de las españolitas. Advierte que pese a los discursos y a las promesas de disminución de la violencia, Peña Nieto ha tomado un camino similar al de su antecesor al enviar fuerzas federales a Acapulco después de estos acontecimientos Y en este tenor nos regresamos a los análisis hechos en el país en los cuales la aparición del combate a las raíces de la violencia se contrapone a esas luchas y enfrentamientos que llevan a quienes no tenían intenciones de delinquir o a la cárcel o a la muerte.
Dicen los del New York times que si bien el gobierno de Peña Nieto presentó estadísticas que mostrarían una disminución de diciembre a enero de los crímenes presuntamente relacionados con el crimen organizado, analistas cuestionan la veracidad de los datos toda vez que no se mencionan investigaciones judiciales. Incluso señalan que el programa de prevención del delito presentado la semana pasada, que incluye la creación de una comisión interinstitucional con una inversión de 9 mil millones de dólares los próximos años en los 250 pueblos y ciudades más violentos, es similar al puesto en marcha por Calderón.
Al respecto en un documento que puede explicarnos mucho del por qué de estas dudas expresadas en el diario neoyorkino, Felipe Calderón destacó en Harvard los resultados de la estrategia “Todos somos Juárez”. Asegura que logró revertir la expansión de los grupos criminales y que atacó a los dos grandes cárteles que iniciaron una pelea por el control de la ciudad, además de que había debilidad de las fuerzas del orden y una seria crisis social. Se ufana de haber enviado a elementos militares, a la policía federal, de haber logrado restablecer la ley y proteger a la ciudadanía, además de impulsar la reconstrucción de las instituciones de seguridad locales y un plan para recomponer el tejido social.
De ahí que se dieran a la tarea de lanzar los del New York sus comparaciones, aunque no dejaron en ese reportaje establecido muy claramente que Juárez sigue siendo un punto negro, que se convirtió en un pueblo muerto ante el abandono de miles de familias de esa ciudad. Tampoco hablaron del sisma económico que se produjo y mucho menos de los cientos de muertos que siguieron registrándose aún y con la presencia de los hombres de García Luna en el lugar. Por si fuera poco, el peine salió de inmediato. Concluye el diario con el señalamiento de que le darán tiempo al nuevo presidente para que integre su equipo antes de evaluar como trabajarán juntos e invertirán los 1.9 millones de la Iniciativa Mérida.
Esas dudas, los cuestionamientos vertidos, hacen ver que para los de EU no están resultando los priístas peritas en dulce, tal y como estaban acostumbrados al trato con los panistas y mucho menos aparece abiertamente la sumisión. Ojalá que así sea porque ese condicionamiento por menos de 2 millones de dólares francamente es una ofensa y más aún si viene de quienes se muestran en apariencia muy preocupados por el combate a las drogas siendo que este comercio, el de los estupefacientes, es uno de sus puntales económicos. No se resiste uno a expresar: ¡no se hagan!
Fuente http://www.indicepolitico.com/estado-de-los-estados-89/

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