La explicación metafísica es que no hay justicia en este mundo; la firma es fundamentalmente una empresa comercializadora de huevo.
Uno de los grandes ganadores de la crisis de la influenza aviar en el 2012 fue Bachoco. En el tercer trimestre del año pasado, esa empresa obtuvo ganancias por 627 millones de pesos, 98% superior a las del segundo trimestre. “Se recuperó parte del rezago que se tenía en el precio de venta desde el año anterior”, indica la compañía, propiedad de la familia Robinson Bours, a la Bolsa Mexicana de Valores.
En el 2013, Bachoco también es uno de los ganadores con el brote de la influenza, a pesar de que éste se localiza en cinco de sus granjas de Guanajuato. Cualquiera podría pensar que esto implica un daño seguro al mayor comercializador de huevo de México. La realidad no responde a esa lógica, cuando menos, no lo hace en línea recta. El precio de las acciones de Bachoco ha aumentado más de 3% desde el momento en el que se dio el aviso del brote.
La explicación metafísica es que no hay justicia en este mundo. El argumento económico es menos emocional: Bachoco es fundamentalmente una empresa comercializadora de huevo. El daño que pueda sufrir en la producción de sus granjas en Guanajuato se compensa con los beneficios que puede lograr con un aumento en el precio del huevo, así lo entienden los inversionistas que apuestan por las acciones de Bachoco en el mercado de valores.
México tiene aproximadamente 137 millones de gallinas ponedoras. Guanajuato representa menos de 3% del total nacional de gallinas. Las granjas afectadas en esa entidad incluyen menos de 700,000 gallinas y son cerca de 0.6% del conjunto nacional.
Racionalmente, el precio del huevo no debería subir, ni tampoco los títulos accionarios de los reyes del huevo. Lo importante es que una crisis implica, precisamente, la ruptura de la lógica racional. La acción de Bachoco subió ayer 4.5%, en un contexto en el que se anunció que aumentará el número de aves sacrificadas. El huevo ya ha subido cerca de 20% en nueve estados del país y nada impedirá que aumente algo más o que las alzas contagien a otras entidades.
La crisis del 2012 puso en evidencia la falta de coordinación entre la Secretaría de Economía y la Sagarpa. La acción sanitaria para controlar el brote fue eficaz, pero la comunicación fue un desastre. El mensaje fue confuso y contribuyó a atizar el pánico entre la población, además de que fomentó la especulación entre los comercializadores.
A cinco días del estallido, parece que el patrón se repite: el brote está controlado, si consideramos la dimensión sanitaria del problema. Sigue vivo cuando ponemos en la pantalla la reverberación de la noticia. La mejor prueba de ello es el aumento en el precio del huevo. Éste se produce, a pesar de que la parvada afectada es una parte microscópica del producto nacional. La especulación se da sin que haya un riesgo razonable de desabasto.
En el 2013, como en el 2012, se ha impuesto el pánico irracional. Contra él, no hay argumentos racionales que valgan. El año pasado se podría argumentar que se trataba de una situación inédita y que eso amplificaba el problema. Esta vez no vale ese pretexto. Parece que no hay aprendizaje institucional. El problema es que hay cientos de miles de perdedores, como las familias de escasos recursos, que utilizan el huevo como su principal fuente de proteínas. Otra vez hay un ganador: Bachoco. Eso no es un problema, es un dato.
Fuente http://www.yunqueland.com/2013/02/bachoco-vuelve-ganar-con-la-influenza.html
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