El Tepache

viernes, 24 de mayo de 2013

De Paraísos, Serpientes y Justicia

Agenda Ciudadana (23/05/2013)

Tres Puntos de Partida

El concepto religioso de paraíso se refiere a un sitio de felicidad y encanto eternos pero en otro mundo. Para los cristianos en la tierra hubo un paraíso pero el pecado lo hizo desaparecer. Las utopías son una especie inferior de paraíso y tampoco son reales. Finalmente, en un sentido mucho más restringido, se suele llamar paraíso a algún lugar mucho mejor del que nos encontramos. 
Para los habitantes del ancho mundo periférico, los países escandinavos –Noruega, Suecia, Finlandia y Dinamarca- son lo más cercano a paraísos del aquí y ahora. Se trata de sociedades materialmente ricas, enmarcadas por un Estado de bienestar que funciona, donde las diferencias de clase son menores que en el resto del mundo y su idea de la solidaridad social si tiene contenido. Por otro lado, el enemigo externo de esos países está desactivado, su seguridad interna es notable –en 2012, en Suecia, hubo en promedio un homicidio por cada cien mil habitantes y en México 23.7- y la corrupción está bajo control. El clima pudiera ser lo único no paradisiaco en esa parte del mundo.

El segundo punto de partida es la serpiente

El concepto cristiano del paraíso original incluye al mal; un mal que tuvo la capacidad de destruir un arreglo de felicidad terrenal supuestamente eterno. Finalmente, el tercer elemento es que la exploración de la naturaleza del fenómeno social no es prerrogativa de las ciencias sociales. También lo puede hacer el arte, en particular la literatura. Y hay un tipo de literatura –la “novela negra”- que muchos pudieran no considerar una buena vía para el conocimiento de lo social pero que, en ciertas coyunturas, puede ser tan buena o mejor que la sociología, la antropología o la historia para explorar y entender fenómenos de violencia y corrupción. Y es que el novelista puede echar mano de todos los hallazgos de las ciencias sociales pero, a la vez, estar menos atado por las reglas del “método científico” para llegar a su objetivo. Sus conclusiones no son verdaderas en sentido estricto pero pueden llevar a explicaciones de fondo e incluso sugerir caminos de investigación a la ciencia de lo social.

Eemplos

Hay dos escritores suecos –ciudadanos de uno de esos cuasi paraísos- muy exitosos en el género de la novela negra y accesibles a los lectores en español. Uno es Stieg Larsson, periodista y reportero de guerra –estuvo en África-, militante de izquierda y que falleció en 2004, a los cincuenta años, antes de ver publicada como éxito editorial su trilogía Millennium. Ahí, como novelista, exploró un tema que ya antes había investigado como periodista: las organizaciones de extrema derecha y racistas de su país –lo que le implicó alguna amenaza seria-, además de elementos de racismo, machismo y violencia e incluso de negligencia y corrupción institucional dentro de una sociedad ordenada en extremo y con uno de los mejores índices de percepción de honradez del mundo, (Transparencia Internacional le da a Suecia un 9.2 sobre diez y a México apenas 3.1).

Henning Mankell es el otro caso de éxito editorial similar al de Larsson en el campo de la novela policiaca. Mankell también es militante de izquierda, también ha trabajado en África y es yerno de Ingmar Berman, el gran cineasta sueco. Su personaje central, el inspector de policía de Ystad, Kurt Wallander, aparece en once novelas y no se muestra muy satisfecho con la senda que ha tomado la Suecia de fines del siglo pasado e inicios del actual. El lado obscuro del país que explora el muy complejo y angustiado policía de Ystad, abarca el problema del racismo y de grupos violentos de derecha, pero también el tráfico de drogas, de personas, las conexiones de criminales suecos con mafias externas, la explotación de países periféricos y otros temas que no concuerdan con la imagen de la Escandinavia justa y armónica.

Un asunto que sorprende mucho, al menos desde este lado del Atlántico, es el de la persistencia de organizaciones nazis y neonazis en el mundo escandinavo. Mankell aborda de lleno el tema en El retorno del profesor de baile (2000) a través de una supuesta investigación que lleva a cabo un policía de motu propio en poblaciones pequeñas que están fuera de su jurisdicción a raíz del homicidio de un colega. Lo revelador es que estos nazis no son meros grupos de jóvenes violentos y “cabezas rapadas” sino de organizaciones semisecretas establecidas de mucho tiempo atrás por escandinavos que en los 1940 lucharon como voluntarios en la Wehrmacht e incluso de las Waffen-SS. El paso del tiempo acabó con el grueso de los miembros originales pero no antes de que éstos reclutaran nuevos elementos y perduraran, supuestamente, hasta el presente. Un ejemplo del mal puro, la serpiente, en medio del paraíso posible. En el colofón de la obra, Mankell nos dice: “en medio de todas las construcciones ficticias [de la novela], pueden hallarse un buen número de inequívocas verdades…Lo cual ha sido, por supuesto, la intención primordial.”

En nuestro caso

La ficción mexicana ha explorado algunas de nuestras numerosas zonas obscuras. Jorge Ibarguengoitia, por ejemplo, lo hizo con “Las Poquianchis”, esas hermanas que en los 1960 regenteaban un burdel en Guanajuato y que asesinaron a varias prostitutas que trabajaban para ellas. Ante la notable ausencia de una verdadera investigación desde adentro –oficial- sobre la “guerra sucia” de los 1970, para acercarnos a los horrores de lo que entonces sucedió en nuestro país, se puede recurrir, además de las investigaciones con los documentos disponibles, a una novela política como Guerra en el Paraíso de Carlos Montemayor, donde los datos básicos que explican a la guerrilla de Lucio Cabañas en Guerrero y a sus exterminadores son reales pero donde la imaginación sirve para darle sentido pleno a los personajes históricos y ficticios.

En el México de los últimos veinte años, tan alejado de los paraísos y tan cercano en algunas regiones a su antítesis, el campo para este tipo de literatura se ha expandido exponencialmente. Por ello y hasta hoy, la mejor explicación del asesinato de Luis Donaldo Colosio no se encuentra en los documentos oficiales –esos son ficción y de mala calidad- ni en investigaciones académicas sino en “Colosio”, la película de Carlos Bolado. En el caso del narcotráfico, su compleja y enorme red de corrupción y sus miles de muertos, especialmente en el último sexenio, la verdad oficial sirve más para oscurecer que para revelar. Por tanto, es inevitable que la literatura sea el instrumento insustituible en la exploración de esta herida tan honda como aterradora. La reina del sur (2002) del español Arturo Pérez Reverte puso el tema a nivel internacional y Elmer Mendoza, sinaloense, con Balas de plata (premio Tusquets, 2007) resulta un buen ejemplo de lo que se puede hacer desde México.

Para concluir

La exploración de las zonas obscuras de cualquier sociedad la puede hacer de manera muy profunda la ficción y esto es aún más cierto en países como el nuestro. Pero hay algo más; aquí ese enfoque es el único que realmente nos permite acercarnos no sólo a la verdad sino a la justicia. A una justicia poética, ya que la otra es simplemente imposible.

Resumen

“EN CIERTAS COYUNTURAS LA MEJOR FORMA DE ACERCARSE A LA VERDAD ES LA FICCIÓN Y LA ÚNICA JUSTICIA POSIBLE ES LA POÉTICA”.


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