Están en proceso las primeras solicitudes de las trasnacionales Monsanto y Pioneer (propiedad de DuPont) para sembrar maíz transgénico a escala comercial en México: un millón 400 mil hectáreas en Sinaloa y más de un millón de hectáreas en Tamaulipas. Esto equivale a una superficie mayor que todo el Estado de México, 17 veces mayor que el Distrito Federal, y mayor que la suma del todo el DF, Morelos, Tlaxcala, Colima y Aguascalientes juntos. Es ta
mbién muy superior a decenas de países enteros, por ejemplo, mayor que todo El Salvador, Kuwait o Luxemburgo.
En más de la mitad de esa superficie, quieren usar el mismo tipo de maíz transgénico (con el gen Mon603) que produjo cáncer en ratas en el experimento del doctor Seralini en Francia, publicado en octubre 2012. Las empresas y científicos afines a ellas se han dedicado a denostar el estudio, pero ¿usted quiere correr el riesgo? Claro que no. ¿Por qué hacerlo, si además existen muchísimas variedades de maíces que no significan ningún riesgo, e incluso variedades que tienen mayor rendimiento?
En más de la mitad de esa superficie, quieren usar el mismo tipo de maíz transgénico (con el gen Mon603) que produjo cáncer en ratas en el experimento del doctor Seralini en Francia, publicado en octubre 2012. Las empresas y científicos afines a ellas se han dedicado a denostar el estudio, pero ¿usted quiere correr el riesgo? Claro que no. ¿Por qué hacerlo, si además existen muchísimas variedades de maíces que no significan ningún riesgo, e incluso variedades que tienen mayor rendimiento?
Sin embargo, contra toda lógica de bien público y soberanía, el gobierno saliente quiere aprobar estas monstruosas solicitudes que implican riesgos enormes contra la salud de la población y amenazan uno de los más importantes patrimonios genéticos de México, para cumplir turbios acuerdos con las trasnacionales.
México permanece en alerta roja ante los intentos de Monsanto y otras trasnacionales agrícolas por lograr la aprobación del gobierno a la siembra de 2.5 millones de hectáreas de maíz transgénico en el centro de origen y diversidad del cultivo.1 Como informó el Grupo ETC el mes pasado, aprobar estas solicitudes pondría en grave peligro a la biodiversidad, los derechos campesinos y recursos vitales para enfrentar el cambio climático. Aunque la administración de Felipe Calderón no pudo dar luz verde a las solicitudes antes de dejar el cargo el 30 de noviembre, hizo cambios de último minuto a diversos procedimientos regulatorios para dejar abierto el camino para que el nuevo gobierno pueda otorgar los permisos solicitados por las transnacionales.
Dentro y fuera de México, miles de voces han denunciado el ataque dirigido al corazón de las culturas mexicanas, a la alimentación, a la salud y a la naturaleza. Desde mediados de noviembre, se han organizado talleres y reuniones públicas en torno a esta “alerta transgénica”, así como peticiones nacionales e internacionales, protestas de campesinos, artistas, activistas y científicos que circulan en redes sociales, en prensa escrita y radial. La Vía Campesina, GRAIN y el Grupo ETC dirigieron una carta abierta a la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y al Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB), demandando a estas agencias de Naciones Unidas su intervención en bien de la seguridad alimentaria global.2
Como informó Greenpeace a finales de noviembre3, el gobierno mexicano cambió silenciosamente los procedimientos regulatorios para que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) ya no estuviera obligada por ley a tomar en cuenta las consideraciones de los expertos ni de sus propios institutos ni de otras agencias de gobierno, en el tema de transgénicos. Al menos tres organismos oficiales, al ser consultados en temas de bioseguridad, emitieron recomendaciones críticas, llamando a precaución extrema o explícitamente negativas a la liberación de maíz transgénico en México.
Hasta antes del término de la administración de Calderón, los permisos para la liberación de cultivos transgénicos eran otorgados por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), en consulta con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, que a su vez tenía la obligación de seguir los dictámenes del Instituto Nacional de Ecología (INE), de la Comisión Nacional para el Uso y Conocimiento de la Biodiversidad (Conabio) y de la Comisión Natural de Áreas Naturales Protegidas (Conanp). El gobierno de Calderón eliminó la obligación de decidir de acuerdo a las recomendaciones de las tres instituciones (borrando la palabra “vinculante” de la regulación), eliminando además la referencia a consultar al Instituto Nacional de Ecología. 4
La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad en México (Conabio) había dictaminado que las solicitudes de las compañías fueran rechazadas, sobre la base de los riesgos para la biodiversidad en el centro de origen y debido a que consideró que la coexistencia de variedades campesinas con maíz transgénico es imposible. En 2009, la Conabio publicó un estudio sobre el origen y la diversificación del maíz5 y posteriormente comenzó un proyecto en el que participaron 235 expertos de 70 instituciones,6 que concluyó que la totalidad del territorio de México es centro de origen del maíz. Esto contradice frontalmente el supuesto “mapa de centros de origen” del maíz publicado por el gobierno mexicano (octubre de 2012), que establece que varias áreas en diferentes estados del país quedan fuera de los centros de origen —áreas que coincidentemente incluyen los polígonos donde las multinacionales quieren sembrar maíz transgénico. 7
Después de que el gobierno de Enrique Peña Nieto comenzara su gestión el 1 de diciembre de 2012, el nuevo secretario de medio ambiente, Juan José Guerra, se aprestó a declarar que no sabía lo suficiente sobre organismos transgénicos como para declarar en un tema tan controvertido, pero estableció sin embargo que se trataba de “una decisión técnica” y que consultaría con científicos.8 Si bien es absurdo limitar el tema del maíz en México al ámbito de lo “técnico”, hay abundantes razones para negar las solicitudes basándose en cuestiones técnicas y científicas, muchas de las cuales se citan en la Carta de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS) al gobierno de México del 26 de noviembre de este año, adjunta al llamado contra el maíz transgénico firmado por más de 2700 científicos y otros expertos, incluyendo dos premios Nobel y docenas de ganadores de los más importantes premios nacionales de ciencias. La carta demanda que el gobierno reinstale sin dilación la moratoria contra el maíz transgénico y cancele todas las siembras experimentales anteriormente aprobadas.9
El 7 de diciembre, una amplia coalición de organizaciones urbanas y rurales se manifestó contra el maíz transgénico afuera de la Secretaría de Agricultura (Sagarpa).10 Mujeres indígenas mazahuas y activistas de organizaciones urbanas hicieron tortillas en la calle, junto con campesinos, pueblos indígenas y organizaciones de la sociedad civil, afirmando su resistencia al maíz transgénico y al golpe que intentan las compañías trasnacionales. Delegados de todas las organizaciones se reunieron en una comisión con las autoridades de la Sagarpa para discutir el tema, que consideran emergencia nacional. 11 Llamaron a un debate abierto sobre maíz transgénico lo más pronto posible, demandando al gobierno no autorizar la siembra de transgénicos mientras tanto. El mismo día de la manifestación en la Ciudad de México, organizaciones de la sociedad civil en Alemania mostraron su solidaridad frente a la embajada de México en Berlín. 12
Por su parte, Naciones Unidas y los gobiernos del mundo permanecen sin tomar acción mientras los creadores del maíz son amenazados por una administración que tiene el poder para dañar de manera unilateral e irrevocable la seguridad alimentaria global 13 y a 7 mil años de creación del maíz campesino, legado a toda la humanidad. Si el gobierno mexicano permite la siembra comercial de maíz transgénico, se establecerá el grave precedente de que los centros de origen y diversidad de los cultivos alimentarios, son zonas abiertas a la depredación de las transnacionales y que las prioridades de un gobierno en funciones por algunos años, prevalecen sobre el Derecho Humano a la Alimentación.
Fuente http://www.elprogresista.org/index.php?option=com_content&view=article&id=1554:continua-alarma-por-maiz-transgenico-&catid=36:ecologia&Itemid=40
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