El Tepache

miércoles, 22 de agosto de 2012

¿DISCULPAS A WIKILEAKS?


Por: Francisco Rodriguez
Julian Assange se ha convertido en el personaje central de una suerte de thrillerinternacional. Australiano de nacimiento, es víctima de un aparente montaje de los Estados Unidos, que manipula como títeres a Suecia y al Reino Unido, pero que ha encontrado un antídoto en Ecuador. Y ahora México aboga por el asilo al que tiene derecho la más visible de las cabezas de Wikileaks. 


Comedia de enredos --más que thriller, la verdad-- pues si en algún país hubo serias consecuencias a la filtración de los miles de cables cruzados por el Departamento de Estado de EU y sus agentes diplomáticos en todo el planeta, fue precisamente en México donde se dio uno de los episodios más bochornosos en la relación bilateral con sus vecinos del norte.

Usted lo recuerda: la inusitada solicitud de Felipe Calderón a Barack Obama para que éste retirara a su embajador Carlos Pascual, arguyendo “razones” que mucho distaban de lo precisamente diplomático y más bien caían en los terrenos de lo partidista y, claro lo personal.

Lo partidista, porque a Calderón le cayó como balde de agua helada el enterarse de que míster Pascual había hecho “boing” sentimental con la hija del todavía coordinador de los diputados priístas Francisco Rojas quien siempre fue considerado un alfil del su otrora contrincante –ahora aliado-- Enrique Peña Nieto, y eso Calderón no lo podía consentir y menos entender.

La personal, porque antepuso su ánimo de pueril venganza al enterarse –merced a Wikileaks, como lo supimos el resto de los mortales--  que desde las dependencias de don Carlos Pascual se había transmitido a Washington toda un reveladora teoría de cómo es que acostumbra “bajarse el estrés” el todavía ocupante de Los Pinos, de si era un líder o tan sólo un gerente, amén de las calificaciones reprobatorias que en los exámenes y análisis de las oficinas imperiales en el Paseo de la Reforma hicieran de los principales colaboradores del michoacano.

Lo recordará usted también. En los cables dados a conocer por la organización de Assange, los políticos estadounidenses acreditados ante la fallida Administración de Calderón se leía que Heriberto Félix, Ernesto Cordero, Javier Lozano, Alfonso Lujambio, Josefina Vázquez Mota, y hasta Santiago Creel mínimo eran considerados cual “decepcionantes”.

No sólo eso. Fue a través de las divulgaciones de Wikileaks que también confirmamos el alto grado desubordinación de Calderón a los intereses de Washington, como cuando la señora Janet Napolitano se dijo dispuesta a venir a solucionar los problemas de violencia en Ciudad Juárez.

Eso para no mencionar los duros calificativos que desde la sede de la legación estadounidense se enderezaban en contra del Ejército, al tiempo que se ensalzaba a la Marina.

Y fue así que, antes de reconocer todo lo que en aquellos cables se leía, Calderón optó por “matar al mensajero”.

Fue en una de sus visitas a Washington a pedir que le retiraran de inmediato a Pascual, tal y como dejó sentir en una reunión con columnistas y editorialistas del The Washington Post, según esto porque le había perdido la confianza.

Y Obama, también acorralado por las revelaciones de Wikileaks, le concedió a Calderón la cabeza de Pascual, para que fuese él quien “pagara el pato”.

Fue la fallida Administración de México la única que en todo el planeta que resintió hasta esos niveles las revelaciones de la organización de Assange.

Y extraña por tal que sea precisamente México, junto con Colombia –a través de sus respectivas cancilleres--, el que ahora aboque y pida a los gobiernos ecuatoriano y británico que retomen el diálogo bilateral sobre el asilo en la legación del país suramericano en Londres de Julian Assange y muestre, además, su preocupación por el derecho que asiste al fundador de Wikileaks.

¿Una suerte de disculpa?

Índice Flamígero: Y ahora Anonymous entra al quite. Ayer se atribuyó ciberataques en contra de las páginas web oficiales del gobierno de Su Majestad Isabel II, en represalia por la postura que éste ha adoptado en relación al australiano Julian Assange. + + + Dentro de 101 días --¡capicúa!— termina el sexenio durante el cual más daño se  ha causado al país.


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