* Multitudinaria marcha de sindicalistas, respaldados por organizaciones sociales y diputados de izquierda, repudiaron la reforma laboral propuesta por Felipe Calderón porque destruye los derechos alcanzados por la clase trabajadora y beneficia a las cúpulas empresariales del país / La iniciativa calderonista, respaldada por el PAN y sectores del PRI, que pretende ser dictaminada en poco más de dos días, no sólo no restituirá los derechos de los trabajadores, como la antigüedad y la seguridad social, sino que también pulverizará el salario, ya que implica que los empresarios paguen por hora, dijeron en el Zócalo capitalino
MÉXICO, D.F., 21 de septiembre (APRO/DPA/EL UNIVERSAL).- La consigna de miles de sindicalistas fue única: “La reforma laboral destruye los derechos alcanzados por la clase trabajadora y beneficia a las cúpulas empresariales del país”.
Organizaciones sindicales, campesinas y sociales acordaron fortalecer la unidad y formar un “gran movimiento nacional de lucha” en contra de la iniciativa preferente de reforma laboral enviada por el Ejecutivo al Congreso.
En una marcha que empezó en el Ángel de la Independencia y desembocó en el Zócalo de esta ciudad, miles de trabajadores se manifestaron en contra de la reforma laboral propuesta por el presidente Felipe Calderón, que se discutirá a partir del próximo lunes 24 para su dictamen.
Según los líderes sindicales, la reforma laboral no solo no restituirá los derechos de los trabajadores, como la antigüedad y la seguridad social, sino que también pulverizará el salario, ya que pretende que los empresarios paguen por horas.
Telefonistas, mineros, campesinos, electricistas, trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México, empleados del sector salud, estudiantes y hasta diputados del Partido de la Revolución Democrática (PRD) caminaron por la avenida Reforma y siguieron por Juárez, hasta llegar a la calle 5 de mayo, que desemboca a la Plaza de la Constitución.
Así, marcharon por las calles de la Ciudad de México hasta llegar al Zócalo, integrantes de la UNT, el SME, UNAM, el sindicato de pilotos y sobrecargos, de la CROM, así como estudiantes del #YoSoy132, entre otros.
Como orador en el mitin, el perredista Martí Batres se comprometió a rechazar, junto con su grupo parlamentario, la iniciativa “preferente” del Ejecutivo.
“Dice Calderón que debe haber transparencia en los sindicatos, pero olvida que se apoyó con Elba Esther Gordillo para la presidencia”, dijo.
Luego preciso que la iniciativa plantea contratos por hora, contratos a prueba que duran un mes, así como despidos sin notificación y la legalización de outsourcing. También –agregó– dificulta que los trabajadores tengan antigüedad, seguridad social y jubilación.
Fue mas allá al señalar que “es una iniciativa para destruir el salario, el empleo, para fragmentar el ingreso y que la masa salarial se reduzca. Así quieren competir en el extranjero, con una economía con costos de producción menores, pero a costa de los trabajadores”.
Agustín Rodríguez planteó que si como lo propone la iniciativa preferente de establecer el trabajo por horas y contratos a prueba, se los apliquen a secretarios de Estado, gobernadores, diputados y senadores y digan cuánto ganan al final. “No podemos ni debemos aceptar que esta propuesta se convierta como punto de referencia para una negociación. Los derechos de los trabajadores se defienden, no se negocian”.
Francisco Hernández Juárez, dijo que ahorita resulta irrelevante que se diga que esta iniciativa es el último golpe de Calderón a los trabajadores, o que es un acuerdo político entre el mandatario y Peña Nieto, pues lo importante ahora es que este último y su partido deben asumir la responsabilidad de no aprobar la reforma.
“Creen que aprobarla a marchas forzadas, sin consensos suficientes para atropellar nuestros derechos, que equivocados están, pues todavía hay posibilidades, hay márgenes constitucionales para rechazarla”.
Martín Esparza consideró que la iniciativa preferente representa un profundo odio a la clase trabajadora y un cierre brutal de un sexenio que emprendió ataques terribles contra los mineros, trabajadores de Mexicana de Aviación y de Luz y Fuerza del Centro, por lo que no permitirán que se acabe con los derechos laborales conquistados desde la Revolución, ni que se quiera cargar a los asalariados los costos de la crisis económica.
Por su parte, el líder del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), Martín Esparza, responsabilizo al gobierno de Calderón de la destrucción de empresas como Luz y Fuerza del Centro, Mexicana de Aviación y el descuido del sector minero, donde han muerto decenas de trabajadores.
El Movimiento #YoSoy132 fijó su posicionamiento “apartidista, independiente y democrático”, y manifestó su inconformidad con una reforma que –aseguró– precariza las condiciones laborales de los jóvenes, “los principales afectados”.
Los universitarios dijeron respaldar las protestas de los sindicatos, quienes el próximo lunes 24 iniciaran con un plantón en San Lázaro, como muestra de inconformidad hacia la reforma laboral.
“Queremos dignidad, no chingaderas”
La marcha arrancó en el emblemático monumento del Ángel de la independencia, donde personas de todas las edades cargaron pancartas en contra de la polémica reforma.
“Calderón y Peña Nieto, queremos dignidad no chingaderas (Expresión popular de protesta mexicana)”, se leyó en algunos de los carteles.
“Estamos en contra de esta reforma laboral porque lo poco que ahorita estamos luchando, como es que tengamos un horario fijo, que no nos den cargas excesivas de trabajo, nos las van a aumentar, quieren que el jefe nos imponga las horas y nos diga cuánto vamos a ganar”, dijo a DPA la maestra Irene mientras marchaba con un gran cartel.
La jornada la encabezaron en su mayoría sectores del sindicato mexicano de electricistas y trabajadores de la educación. “No a la reforma laboral. Defensa conjunta de los derechos del pueblo. Por la unidad obrera, campesina y popular”, citó otra de las pancartas que llevaron los marchantes, quienes se dirigieron a la tradicional plaza del zócalo, donde concluirán la jornada.
La reforma fue presentada por el gobierno ante el Congreso el 1 de septiembre con la figura de trámite preferente, que permite que sea discutida y votada en un plazo máximo de 30 días.
Algunos de los puntos controvertidos de la reforma son la introducción de períodos de prueba de hasta seis meses, de contratos por tiempo limitado de capacitación inicial y el trabajo por temporada.
“Nosotros trabajamos en el campo y esta reforma nos perjudicaría nuestros seguros actuales”, afirmó de su lado Armando, un campesino que viajó desde el céntrico estado de Puebla para participar en la manifestación.
El proyecto de reforma además establece que la elección de líderes sindicales debe ser por voto libre, directo y secreto y se obliga a los gremios a rendir cuentas sobre el destino de las cuotas sindicales y los bienes que tengan. Busca igualmente regular la subcontratación de personal o “outsourcing” y fija un plazo máximo de un año para el cobro de salarios en caso de despido injustificado, desde el momento de la rescisión del contrato y mientras dure el juicio laboral. A partir de ahí sólo se pagarían intereses.
El Partido revolucionario Institucional (PRI, centro), que es la primera minoría en el Congreso y asumirá la presidencia a partir del 1 de diciembre con Enrique Peña nieto, está de acuerdo con una reforma a la ley del trabajo, pero con cambios a la propuesta que hizo Calderón.
MÉXICO, D.F., 21 de septiembre (APRO/DPA/EL UNIVERSAL).- La consigna de miles de sindicalistas fue única: “La reforma laboral destruye los derechos alcanzados por la clase trabajadora y beneficia a las cúpulas empresariales del país”.
Organizaciones sindicales, campesinas y sociales acordaron fortalecer la unidad y formar un “gran movimiento nacional de lucha” en contra de la iniciativa preferente de reforma laboral enviada por el Ejecutivo al Congreso.
En una marcha que empezó en el Ángel de la Independencia y desembocó en el Zócalo de esta ciudad, miles de trabajadores se manifestaron en contra de la reforma laboral propuesta por el presidente Felipe Calderón, que se discutirá a partir del próximo lunes 24 para su dictamen.
Según los líderes sindicales, la reforma laboral no solo no restituirá los derechos de los trabajadores, como la antigüedad y la seguridad social, sino que también pulverizará el salario, ya que pretende que los empresarios paguen por horas.
Telefonistas, mineros, campesinos, electricistas, trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México, empleados del sector salud, estudiantes y hasta diputados del Partido de la Revolución Democrática (PRD) caminaron por la avenida Reforma y siguieron por Juárez, hasta llegar a la calle 5 de mayo, que desemboca a la Plaza de la Constitución.
Así, marcharon por las calles de la Ciudad de México hasta llegar al Zócalo, integrantes de la UNT, el SME, UNAM, el sindicato de pilotos y sobrecargos, de la CROM, así como estudiantes del #YoSoy132, entre otros.
Como orador en el mitin, el perredista Martí Batres se comprometió a rechazar, junto con su grupo parlamentario, la iniciativa “preferente” del Ejecutivo.
“Dice Calderón que debe haber transparencia en los sindicatos, pero olvida que se apoyó con Elba Esther Gordillo para la presidencia”, dijo.
Luego preciso que la iniciativa plantea contratos por hora, contratos a prueba que duran un mes, así como despidos sin notificación y la legalización de outsourcing. También –agregó– dificulta que los trabajadores tengan antigüedad, seguridad social y jubilación.
Fue mas allá al señalar que “es una iniciativa para destruir el salario, el empleo, para fragmentar el ingreso y que la masa salarial se reduzca. Así quieren competir en el extranjero, con una economía con costos de producción menores, pero a costa de los trabajadores”.
Agustín Rodríguez planteó que si como lo propone la iniciativa preferente de establecer el trabajo por horas y contratos a prueba, se los apliquen a secretarios de Estado, gobernadores, diputados y senadores y digan cuánto ganan al final. “No podemos ni debemos aceptar que esta propuesta se convierta como punto de referencia para una negociación. Los derechos de los trabajadores se defienden, no se negocian”.
Francisco Hernández Juárez, dijo que ahorita resulta irrelevante que se diga que esta iniciativa es el último golpe de Calderón a los trabajadores, o que es un acuerdo político entre el mandatario y Peña Nieto, pues lo importante ahora es que este último y su partido deben asumir la responsabilidad de no aprobar la reforma.
“Creen que aprobarla a marchas forzadas, sin consensos suficientes para atropellar nuestros derechos, que equivocados están, pues todavía hay posibilidades, hay márgenes constitucionales para rechazarla”.
Martín Esparza consideró que la iniciativa preferente representa un profundo odio a la clase trabajadora y un cierre brutal de un sexenio que emprendió ataques terribles contra los mineros, trabajadores de Mexicana de Aviación y de Luz y Fuerza del Centro, por lo que no permitirán que se acabe con los derechos laborales conquistados desde la Revolución, ni que se quiera cargar a los asalariados los costos de la crisis económica.
Por su parte, el líder del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), Martín Esparza, responsabilizo al gobierno de Calderón de la destrucción de empresas como Luz y Fuerza del Centro, Mexicana de Aviación y el descuido del sector minero, donde han muerto decenas de trabajadores.
El Movimiento #YoSoy132 fijó su posicionamiento “apartidista, independiente y democrático”, y manifestó su inconformidad con una reforma que –aseguró– precariza las condiciones laborales de los jóvenes, “los principales afectados”.
Los universitarios dijeron respaldar las protestas de los sindicatos, quienes el próximo lunes 24 iniciaran con un plantón en San Lázaro, como muestra de inconformidad hacia la reforma laboral.
“Queremos dignidad, no chingaderas”
La marcha arrancó en el emblemático monumento del Ángel de la independencia, donde personas de todas las edades cargaron pancartas en contra de la polémica reforma.
“Calderón y Peña Nieto, queremos dignidad no chingaderas (Expresión popular de protesta mexicana)”, se leyó en algunos de los carteles.
“Estamos en contra de esta reforma laboral porque lo poco que ahorita estamos luchando, como es que tengamos un horario fijo, que no nos den cargas excesivas de trabajo, nos las van a aumentar, quieren que el jefe nos imponga las horas y nos diga cuánto vamos a ganar”, dijo a DPA la maestra Irene mientras marchaba con un gran cartel.
La jornada la encabezaron en su mayoría sectores del sindicato mexicano de electricistas y trabajadores de la educación. “No a la reforma laboral. Defensa conjunta de los derechos del pueblo. Por la unidad obrera, campesina y popular”, citó otra de las pancartas que llevaron los marchantes, quienes se dirigieron a la tradicional plaza del zócalo, donde concluirán la jornada.
La reforma fue presentada por el gobierno ante el Congreso el 1 de septiembre con la figura de trámite preferente, que permite que sea discutida y votada en un plazo máximo de 30 días.
Algunos de los puntos controvertidos de la reforma son la introducción de períodos de prueba de hasta seis meses, de contratos por tiempo limitado de capacitación inicial y el trabajo por temporada.
“Nosotros trabajamos en el campo y esta reforma nos perjudicaría nuestros seguros actuales”, afirmó de su lado Armando, un campesino que viajó desde el céntrico estado de Puebla para participar en la manifestación.
El proyecto de reforma además establece que la elección de líderes sindicales debe ser por voto libre, directo y secreto y se obliga a los gremios a rendir cuentas sobre el destino de las cuotas sindicales y los bienes que tengan. Busca igualmente regular la subcontratación de personal o “outsourcing” y fija un plazo máximo de un año para el cobro de salarios en caso de despido injustificado, desde el momento de la rescisión del contrato y mientras dure el juicio laboral. A partir de ahí sólo se pagarían intereses.
El Partido revolucionario Institucional (PRI, centro), que es la primera minoría en el Congreso y asumirá la presidencia a partir del 1 de diciembre con Enrique Peña nieto, está de acuerdo con una reforma a la ley del trabajo, pero con cambios a la propuesta que hizo Calderón.

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