Por: Redacción / Sinembargo
Adolfo Orive Bellinger dijo el viernes pasado que no tiene miedo de pasar a la historia como el Diputado que, con su voto en contra de incluir en la reforma laboral la democracia sindical y la transparencia en esos organismos, negó ese derecho que, por décadas, la sociedad mexicana ha reclamado. El voto de Orive Bellinger, además representante del Partido del Trabajo (PT), marcó la diferencia para impedir el cambio en el Artículo 371 de la Ley Federal del Trabajo que planteaba que la elección de las dirigencias sindicales se hiciera con voto libre, secreto, directo y universal. Su negativa, unida a la de representantes del PRI, PAN y
PANAL, fue el fiel de la balanza contra el bloque que pedía
transparentar a los sindicatos, conformado por los partidos de la izquierda,
PRD y Movimiento Ciudadano. “No, no le temo a la historia”, dijo el Diputado a
los periodistas que le cuestionaron por su votación, una de las más
contradictorias e incongruentes que se hayan visto en los últimos años. “Llevo
54 años luchando”, añadió el hombre que ayer se unió al PRI y al PAN y le
impidió a los trabajadores elegir democráticamente a sus líderes. La votación
de Orive, sin embargo, no debe extrañar conociendo sus polémicos antecedentes,
especialmente los que están ligados al PRI. Originario de Tijuana, Baja
California, donde nació el 13 de agosto de 1940, se crío una familia que admiraba
a Vicente Lombardo Toledano y al general Lázaro Cárdenas del Río. Él mismo,
desde los 15 años, se involucró en política, cuando se convirtió en presidente
de la Sociedad de Alumnos de la Preparatoria Nacional e incluso encabezó la
protesta del 12 de abril de 1956, luego de que estudiantes del Instituto
Politécnico Nacional iniciaron una huelga demandando la promulgación de una Ley
Orgánica, la construcción de La Ciudad Politécnica en Zacatenco y la formación
de comisiones mixtas de estudiantes y maestros para revisar planes de estudios.
Con la solidaridad de 150 escuelas en 23 estados de la República y se ligaron
al movimiento magisterial que iniciaba otro líder emblemático de la izquierda,
Othón Salazar Ramírez. Ese día, la policía atacó el Internado del IPN en el
Casco de Santo Tomás dejando un saldo indeterminado de heridos. Ingeniero Civil
por la Universidad Nacional Autónoma de México, con doctorado en Ciencias
Políticas en la Universidad Cornell y cursos de posgrado en Economía-Política
Marxista y Planeación en la República Popular de China, por más de dos décadas
participó como brigadista en Chiapas, Coahuila, Durango, Guerrero, Nayarit,
Nuevo León, Oaxaca, Sonora y Veracruz. También, en la década de 1960, fundó
Política Popular, que es considerado árbol troncal del maoísmo mexicano. Pero
sus verdaderos instintos salieron a la luz en los 70, pues en 1973 se convirtió
en miembro del Partido Revolucionario Institucional. De 1990 a 1993 fue asesor
del ex presidente Carlos Salinas de Gortari, en el Programa de Solidaridad y en
los lineamientos generales de Desarrollo Social. Luego se desempeñó como
director ejecutivo de Grupos de Prospectiva de las campañas presidenciales de
Luis Donaldo Colosio Murrieta y de Ernesto Zedillo Ponce de León. En 1994, ya
con Zedillo Ponce de León como Presidente de México, se convirtió en secretario
técnico de los Gabinetes de Política Agropecuaria y Desarrollo Social en
Chiapas. En este periodo en la entidad chiapaneca se destacó como un operador
del gobierno para infiltrar la insurgencia en esa entidad, por lo cual fuentes
de la propia izquierda lo acusan incluso de haber sido uno de los orquestadores
de la Matanza de Acteal, del 22 de diciembre de 1997. Un año después fungió
como coordinador de asesores del entonces secretario de Gobernación, Francisco
Labastida Ochoa. Su cercanía con Labastida Ocho lo lanzó a la campaña
presidencial priista de 2000, a la que Orive Bellinger se agregó como
coordinador de Prospectiva. Con la Presidencia de la República perdida para el
PRI, entre 2000 y 2002, trabajó para el gobernador del Estado de México, Arturo
Montiel Rojas, como secretario de Desarrollo Agropecuario. En esos mismos años
[2000-2012] le tocó coincidir con quien ahora es el Presidente electo de
México, Enrique Peña Nieto. En esos dos años y antes de lanzarse en 2003 como
Diputado local, Peña Nieto tuvo bajo su responsabilidad la Secretaría de
Administración en el gobierno de Montiel Rojas. Ya para 2009, Orive dio otra
vuelta de tuerca… o la simuló. El Partido del Trabajo –cuya conformación está
ligada al salinismo, dado que su fundador Alberto Anaya Gutiérrez fue siempre
cercano a CSG– lo eligió Diputado en la V Legislatura de la Asamblea
Legislativa del Distrito Federal. Ahí fue coordinador del Grupo Parlamentario
del PT. De ese entonces datan críticas en diversas columnas periodísticas que
destacaban que la elección de Orive en el PT era “extraña y forzada”, dado que
no era un militante de ese partido en el DF. Además, se dijo, era seguro que la
decisión la había tomado Anaya Gutiérrez, lo que significaba un viraje de 180
grados en la política de ese partido y le despojaba de toda credibilidad. El
viernes, Adolfo Orive Bellinger alzó la mano para respaldar al PRI e impedir
que los sindicatos se abrieran a la transparencia. Sus 54 años de lucha –que no
se entienden a favor de qué o de quién han sido– quedaron reducidos a cero. El
Diputado petista, ligado fuertemente al salinismo, se mostró tal cual es al
apoyar que los sindicatos continúen manejando los recursos provenientes de sus
cuotas y del erario a discreción. Él dice que no, pero sí: Orive tiene ya bien
ganado un lugar en la historia como el “Diputado esquirol”, uno al que le
importaron más sus intereses personales –mismos que, no se duda, podrían
concretarse próximamente desde el PRI– que cumplir con un mandato que los
ciudadanos han reclamado por décadas.Adolfo Orive Bellinger dijo el viernes pasado que no tiene miedo de pasar a la historia como el Diputado que, con su voto en contra de incluir en la reforma laboral la democracia sindical y la transparencia en esos organismos, negó ese derecho que, por décadas, la sociedad mexicana ha reclamado. El voto de Orive Bellinger, además representante del Partido del Trabajo (PT), marcó la diferencia para impedir el cambio en el Artículo 371 de la Ley Federal del Trabajo que planteaba que la elección de las dirigencias sindicales se hiciera con voto libre, secreto, directo y universal. Su negativa, unida a la de representantes del PRI, PAN y
¿Quién es Adolfo Orive, el “Diputado esquirol”?
Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/29-09-2012/9802
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