A pesar de que desde la década de los 80s se han
implementado políticas públicas y reformas estructurales de carácter neoliberal
y globalizador, su aplicación no se reflejó en bienestar para la población o el
fortalecimiento del Estado mexicano, sino sólo en el enriquecimiento de una
pequeña élite política financiera, mientras la población en general se sumió en
la pobreza y en la miseria. El nuevo gobierno priísta
encabezado por Enrique
Peña Nieto sigue puntualmente las políticas diseñadas por el primer y más
nefasto tecnócrata que haya gobernado México, Carlos Salinas de Gortari, e
impulsa un amplio espectro de modificaciones constitucionales con el señuelo de
detonar el desarrollo económico y crear millones de empleos. Inició con la
reforma laboral, siguió con la educativa, tiene en el horno legislativo la
reforma a Telecomunicaciones y, en un viaje turístico a el Vaticano, anuncia la
más polémica y, todo parece indicar, la más importante, la reforma energética
que tiende a privatizar la riqueza petrolera del país, lo cual genera una gran
oposición de los mexicanos, que este mismo lunes se manifestó en la Ciudad de
México a través de marchas en contra de la eventual reforma petrolera.
El gran poder que ha acumulado en 117 días, han llevado al
político mexiquense a tomar decisiones y adelantar acciones sin el respeto
mínimo de las formas políticas. Así, por su programada salida a Roma, el
domingo adelantó la conmemoración del 175 aniversario de la expropiación
petrolera en Salamanca Guanajuato, en donde anunció una reforma energética que
“mantenga la soberanía nacional sobre los hidrocarburos”, apoye la economía
familiar y catapulte la industria nacional. Pero se le olvido decir y precisar
cómo se logrará eso. El titular del Ejecutivo también sostuvo que “Pemex debe
transformarse y debe modernizarse. Pemex es y seguirá siendo patrimonio de
todos los mexicanos”. Horas más tarde, durante el vuelo hacia Italia, donde
participará en las ceremonias de inicio del pontificado del Papa Francisco,
adelantó que la iniciativa de reforma en materia energética será enviada en el
segundo semestre del año, de acuerdo a los tiempos establecidos en el “Pacto
por México” y una vez aprobada la nueva ley de Telecomunicaciones.
Mientras en la Ciudad de México integrantes del Sindicato
Mexicano de Electricistas, del Sindicato Nacional de Trabajadores del Colegio
de Bachilleres, de la Organización Nacional Poder Popular, del Movimiento
#YoSoy132 y de otras organizaciones ciudadanas, reclamaban que “Pemex en manos
privadas, no habrá derrama económica para el pueblo”, por lo que rechazaban una
reforma energética, Peña Nieto señalaba a periodistas que lo acompañaban en su
avión presidencial que la producción de petróleo en México ha caído de tres
millones quinientos mil barriles al día, a menos de dos millones quinientos
mil, es decir, el mismo “petate del muerto”, por lo que declaraba que “tenemos
que encontrar la manera de hacer de Pemex una empresa mucho más eficiente”, lo
que lleva a deducir que aún no sabe cómo hacerlo, a pesar de que ya presentó un
documento con la estrategia energética para los próximo 15 años, en la que
advirtió que la revisión del actual marco normativo del sector energético
ocasionará el aumento de los precios de los energéticos y abrirá la puerta a
más sectores del petróleo a la iniciativa privada.
Fuente http://www.indicepolitico.com/estado-de-los-estados-106/
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