El Tepache

sábado, 17 de noviembre de 2012

La red www (World Wide Web): Esa telaraña de enredos amorosodiosos



Camilo E. Ramírez Garza
Twitter: @CamiloRamirez_

“…el psicoanálisis puede acompañar al paciente hasta el límite extático del
“Tú eres eso”, donde se le revela la cifra de su destino mortal, pero no está en nuestro
solo poder de practicantes el conducirlo hasta ese momento
en que empieza el verdadero viaje”
Jacques Lacan

“La angustia de muerte de la melancolía admite una sola explicación,
a saber, que el yo se resigna a sí mismo porque se siente odiado y perseguido
por el superyó, en vez de sentirse amado”
Sigmund Freud


Así como el sexo virtual deja al descubierto algo siempre presente en el sexo cuerpo a cuerpo: que entre dos siempre hay un elemento imaginario supuesto de lo que es el otro, su cuerpo, que dicho encuentro no se realiza de manera “pura” sino a través del soporte imaginario que ambos poseen de sí y del otro, de la escena que realizan. El cyberbullying muestra diversas experiencias en el orden del lazo amorosodioso: por un lado lo intolerante de sí/del-otro que se localiza en el vínculo con quien se ama/odia, soporte especular del amor/odio; el enredo entre aquello que se ubica como viniendo del Otro en tanto mirada que se cree responde a la pregunta: ¿Quién soy? De ahí que no sea lo mismo algo que se diga en persona a algo que es puesto en la red (La mirada permanente) aun y que sea entre dos, pues eso que se ha dicho/escrito toma otro carácter (El de la aparente presente constante red) en donde dicha influencia, que se asume como verdadera y determinante, produce efectos más directos sobre el cuerpo (enojo, tristeza, planeación suicida, dejar de ir a la escuela o trabajo, etc.) porque tanto el cuerpo como la red están hechas de lo mismo: exterioridad, lenguaje e imagen, por eso su influencia y afectación.

Un insulto con destinatario que es puesto en la red puede producir efectos catastróficos para quien lo recibe a diferencia que si lo hubiera recibido directamente en persona y no en la triangulación de la red, debido a que, por un lado, la internet ha tomado en cierta medida el lugar de la verdad, o podríamos decir, pareciera que ya no importa la autentificación de la información al ser puesta en circulación en la red, sino la circulación misma de la información y los efectos que produce: quedar pegado a la red. (“El Facebook es como el refrigerador: sé que no hay nada, pero no puedo  abrirlo cada 5 minutos”) De ahí que cuando alguien lee un insulto que otro le envió –por la red u otro medio electrónico masivo- lo tome de manera más determinante, debido a la fuerza de la influencia del “Todos lo van a ver”, “Todos lo saben” que supuestamente tiene la red.

El amor, el halago y el piropo siguen el mismo circuito que el insulto y la agresión: afectan de manera directa la imagen ideal que el sujeto (cree) tener de sí, por eso ambos “Calan en el cuerpo” de manera más que evidente; si el cuerpo puede pasar tanto tiempo sentado a la computadora es precisamente porque es un cuerpo activo, para nada “frío” como dicen las conciencias de aquellos que no usan computadoras. En ese sentido, la influencia de la red opera de la misma forma como lo hace cualquier programa de modificación de fotos para quitar “esas fallas y grietas del tiempo” que poseen los cuerpos, como aquellos insultos que seducen y en cierta forma fascinan pues  “Ponen el dedo en la yaga” dejando al descubierto eso traumático de sí  que no se quería mostrar, tanto del que insulta como del que recibe; ambos participan en una danza amorosa-odiosa entorno a eso terrible de uno y de otro que se ataca y agrede, mientras que uno quita, el otro, pone.

Podríamos considerar al cyberbullying como una introyección-exterior en la red de una relación sádica entre el Superyó y el Yo del sujeto quien escribe y edita y  otro que lee, quien lanza el insulto funge como redactor de aquello con lo cual quien lo recibe se identificará, y que el primero comparte; el encuentro con ese insulto agresión es en cierta forma un (re)encuentro con aquello terrible, tanto del que insulta como del que se queda “pegado” a los efectos de ese insulto/agresión. Para desafectarse de dicha influencia se podrían considerar varias cosas: ¿Cómo es que algo que se dice –en persona o en la red- de un nombre/imagen que creo que soy yo  (con el cual me identifico) puede hacerme sentir bien o mal? ¿Cómo es que dicha influencia, entre lo que se postea o no, se produce? ¿Cuáles son sus efectos? ¿Cómo desafectarse?

Dicha desafectación tendrá que seguir las vías y efectos del insulto: ¿Qué significa? ¿Por qué cala? ¿Qué hace aparecer en mí al ser dicho? ¿Qué lazo social intenta romper? ¿Qué revela? ¿En qué media el insulto y la agresión son consideradas por mí como una descripción que me ata a “tener” que ser eso? Formas de responder.

 Camilo Ramírez Garza - Opinión EMET
fuente http://www.revistaemet.com/nota/la-red-www-world-wide-web-esa-telarana-de-enredos-amorosodiosos/13616

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