Aunque el PAN presentará reservas, se alió al PRI para votar a favor del paquete de competitividad
Ciudad de México.- Con 100 votos a favor y 28 en contra, el Senado aprobó en lo general el dictamen de reforma laboral con los votos del PRI, PAN, PVEM y Nueva Alianza, que defendieron en tribuna el contenido de la minuta enviada por San Lázaro, pese que al fijar posiciones priistas y panistas discreparon de los alcances.
Aunque Acción Nacional presentará reservas con la izquierda, se alió al PRI para votar a favor del paquete de competitividad, al defender el ex secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarcón, la iniciativa enviada por el presidente Felipe Calderón.
Por lo que toca a las reservas, el PRD presentó a la Mesa Directiva más de 50, pese a que anteriormente la perredista Alejandra Barrales había dicho que serían 90.
De acuerdo con Lozano, esta reforma dará competitividad al país y trabajo decente, “es la única manera segura de que tengamos más inversiones nacionales y extranjeras en nuestro país. Y es la única manera segura de generar las fuentes de trabajo para hombres, mujeres y jóvenes”.
El senador albiazul sostuvo que con la reforma los jóvenes podrán acceder a nuevas modalidades de contratación, “tendrán posibilidad de un primer empleo, los contratos temporales para eso son”.
En cuanto al pago por horas, insistió en que se fije una cuota, al señalar que se deja a las partes en libertad de pactar el pago.
Confirmó que el PAN va por la transparencia y democracia sindical, al considerar que la iniciativa de Calderón presenta insuficiencias.
“No puede esperar democracia y transparencia que fue mutilada en forma consciente en su cámara de origen”, dijo.
Y luego reclamó: “¡Nosotros merecemos todo respeto como cámara revisora, no somos una ventanilla de agilización de trámites! Quiero anticipar que vamos a seguir impulsando transparencia rendición de cuentas en todos los temas de orden público”.
Vendría el priista David Penchyna a refutar al legislador, quien había acreditado que el tema de democracia en los sindicatos es lo que ha frenado la discusión de la reforma laboral.
De entrada, Penchyna Grub presumió el triunfo de su partido en las pasadas elecciones y dijo que su bancada votará a favor porque quiere a los trabajadores en sus centros de trabajo, no en las calles, la incertidumbre o la desesperanza, como ha ocurrido en la última década.
Luego sostuvo que esta reforma laboral, por sí sola, no resolverá el problema de generar más empleos ni activará la economía, por eso el PRI alista nuevas reformas en materia energética, hacendaria y educativa, porque “esa es la agenda de nuestro partido”.
Respecto al tema sindical, Penchyna dijo que el PRI está a favor de la transparencia y democracia, pero está por un concepto de la autonomía sindical con base en lo que establece la Constitución, en donde ya se definen la libertad de asociación y una clara situación en el uso de los recursos.
En su turno, el PRD en voz de la vicecoordinadora, Dolores Padierna, aseguró que es una reforma hecha a modo de los patrones, dueños de las empresas agrupadas en el Consejo Coordinador Empresarial y la CONCAMIN, “ellos son los únicos beneficiarios de esta reforma”.
Diría que la reforma laboral es la demostración del poder de la oligarquía que impone su fuerza para lograr cambios a su favor en la estructura económica de México, mientras que a los trabajadores se les deja en total indefensión frente a los patrones.
Argumentó que esta reforma plantea la desregulación total de las formas de contratación, se abre una gran gama de posibilidades para que los patrones bajen sus costos, reduce el costo de la mano de obra, suprime la estabilidad en el empleo, facilita los despidos, abarata los despidos injustificados, favorece los contratos de control patronal, se precariza al empleo, se anulan las prestaciones laborales.
“Si a la iniciativa preferente de Calderón se le quita el articulado de democracia sindical se parece a la Reforma Laboral del PRI en los años 90 de José Campillo Sainz, se parece a la presentada por Carlos Abascal en 2010 y a la iniciativa priista de 2011”, reprobó, al insistir en que los grupos empresariales llevan años promoviéndola, pues están ávidos de más ganancias a costa de los trabajadores.
“Termino diciendo que estas medidas contenidas en esta reforma son regresivas, retrogradas y significan una agresión a la justicia social, a la democracia, a la constitucionalidad y que debe quedar en la memoria colectiva como uno de los mayores agravios al pueblo de México”.
A su vez, el petista David Monreal acusó que ha sido una reforma aprobada al vapor que el PRI nunca aceptó, pero ahora antes de asumir la Presidencia la vez como un dechado de virtudes.
Layda Sansores, del Movimiento Ciudadano, puntualizó que ahí está la prueba del nuevo PRI. “Y como dice el dicho, chango viejo no aprende maroma nueva.
Milenio.com/ Fuentes Fidedignas
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