18 de diciembre del 2012
Por Sergio Ferrer
TLAPA, Guerrero.- “Me golpeó, me salió sangre... me decía que si era puta, que si quería que me tratara así... me llevó a otro lugar lejos de su pandilla, me jaló del cabello, me tiró, se subió encima de mí, entonces llegaron sus amigos y lo quitaron… no sé qué cosa me quería hacer...”, es el testimonio, de una joven indígena na´savi, de 16 años de edad, víctima de violencia en La Montaña Guerrero.
No quiso que se difundiera su nombre. Presentó la denuncia ante el Ministerio Público de Tlapa, acompañada de su madre en contra de un primo, que por tercera ocasión la golpeó y la amenazó de muerte.
La adolescente, con un dejo de ingenuidad, sugiere a las autoridades ministeriales “que le hagan entender y reconocer sus errores a su primo, que le queden una lección, que no lo vuelva a hacer”. Ella se recluirá en su casa por temor, porque su agresor vive cerca y se junta en una de las pandillas de la ciudad asentada en su colonia.
Hace dos semanas, ella iba caminando a las seis de la tarde tras regresar de la casa de una amiga con quien había ido a estudiar después de concluido su horario de clases. Al subir las gradas de una de la barranca de una colonia de Tlapa, los jóvenes integrantes de una pandilla la comenzaron a agredir verbalmente hasta que su primo la jaló.
“Estaba borracho o como drogado porque su cara se veía diferente”, dijo la joven. El hombre de 22 años, le exigió que se esperara y ella al negarse, la arrastró y la condujo a un callejón tirándola cerca de una casa donde se le echó encima de su cuerpo y le pegó varias veces hasta que la dejó inconsciente. “Estaba encima de mí, estaba enfurecido como si le estuviera pegando a un hombre”, recuerda.
Cuando recobró el conocimiento, el hermano del agresor junto con los demás hombres que lo acompañaban habían separado al hombre de la adolescente y dos de éstos la dejaron en su casa. Al llegar, su hermana al verla ensangrentada y por la gravedad de sus heridas, la llevó al hospital, aunque la joven insistía en regresar por sus cosas tiradas.
El golpeador todavía acudió a la casa de la agredida y pateó la puerta y rompió focos. Más tarde, un hermano de la joven acudió a pedirle explicación a su primo del porqué de la agresión. El victimario contestó que no le había pegado, y que mejor se fuera sino sacaría su machete: “te macheteo, te mato, no me cuesta tirarte en una barranca, yo ya he matado...”.
La joven narró en la entrevista que su agresor le confesó en otra ocasión, que le daban ganas de pegarle y le dijo que no quería que les hablara a sus amigos. “Antes yo les hablaba, dijo la joven a Los Ángeles Press, pero ahora ya no, ya capté las cosas, pero él dice que lo discrimino mucho. Una vez me dijo que era bien puta, que si yo quería él me podía tratar así, como puta”.
Con la incertidumbre de no tener seguridad al transitar por la calle, la estudiante indígena recordó que meses atrás ya había sufrido agresiones por parte del mismo hombre, las cuales se han ido incrementado de violencia verbal a la violencia física y no quiere seguir viviendo con ese miedo.
Un Ministerio Público inútil
A poco más de dos semanas de interpuesta la demanda, al acudir su madre y la menor de 16 años a preguntar por el avance del caso sólo les dijeron en el Ministerio Público del Distrito Judicial Morelos asentado en Tlapa que “lo iban a agarrar”.
La joven se pregunta cómo puede cuidarse. No le dieron ninguna indicación de cómo prevenir otro ataque, no hay una orden de restricción contra su agresor y por ahora la joven no ha salido de su casa. Teme por su seguridad ante un sistema de justicia que no tiene protocolos ni medidas de prevención de agresiones contra mujeres o adolescentes que han sido víctima de agresión y han denunciado a sus victimarios.
Apenas el mes pasado, el corresponsal de Los Ángeles Press recuperó el testimonio de una joven madre que fue agredida por su expareja abriéndole la ceja de un golpe. A pesar de que la víctima interpuso varias denuncias, el Ministerio Público defendió al agresor y ella sigue expuesta a su victimario.
Para las mujeres víctimas de violencia de la región resulta inoperante e inútil el Centro de Atención a Mujeres Indígenas Víctimas de Violencia, y el panorama de las denunciantes es complicado y peligroso.
Funcionarios piden 3 mil pesos por trámites a víctimas
Para Neil Arias, abogada de Tlachinollan, es necesario que la Procuraduría invierta en contratar elementos que cuenten con perspectiva de género a fin de que no dilaten las investigaciones y reconozcan que la violencia de género debe tratarse desde el Estado.
Sin embargo, la falta de perspectiva de género de las autoridades responsables de sancionar la violencia contra las mujeres no es el único problema que enfrentan las mujeres indígenas. Hace dos semanas, una mujer que pidió también el anonimato denunció que al intentar resolver un asunto en la Agencia Especializada de Delitos Sexuales y Violencia Familiar que recién cuenta con nueva titular, una persona que ahí labora les pidió 3 mil pesos sólo por realizar el trámite.
La abogada Neil Arias remarcó que existe omisión por parte del gobierno estatal y federal para aplicar los tratados internacionales que protegen a la mujer, las cuales no tiene valor ante las instancias, se minimizan o ignoran sus problemas, o bien re-victimizándolas a pesar de la sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que pesan contra el Estado mexicano como son las de Inés Fernández y Valentina Rosendo.
Son frecuentes los testimonios de mujeres que han acudido a solicitar justicia por casos de violencia familiar, agresión de hombres cercanos, y falta de pensión para los hijos que se han quedado por años sin recibir atención tanto al Ministerio Público como a las organizaciones de derechos humanos como Tlachinollan de La Montaña. Pero las víctimas se enfrentan a autoridades acostumbradas a pedir dinero a las víctimas por darle trámite a su denuncia o por realizar la gestión necesaria para que se atienda su problema.
Fuente http://www.losangelespress.org/me-golpeo-y-me-dijo-que-si-era-puta-indigena-na%C2%B4savi/
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