El Tepache

lunes, 1 de octubre de 2012

Mil empresas ahora detienen un poder reservado a las naciones


Escrito por Robert G. Eccles y George Serafeim   

La globalización ha concentrado el poder económico en un grupo de grandes empresas que están en .condiciones de cambiar el mundo a una escala históricamente reservada a las naciones. Tan solo mil empresas son responsables de la mitad del valor total de mercado de las más de 60 mil empresas del mundo que cotizan en bolsa. Virtualmente controlan la economía global. 

Esta gran concentración de influencia debería ser el punto de partida de cualquier estrategia de cambio institucional hacia una sociedad sostenible.
Consideremos la rapidez con la que ha aparecido esta situación. En 1980 las mil mayores empresas del mundo te-nían unos beneficios de 2,64 millones de millones de dólares. Empleaban a unos 21 millones de personas directamente y tenían una capitalización total de mercado de cerca de 900 mil millones, el 33 % del total mundial.
Hacia el 2010 las mil mayores empresas del mundo tenían unos beneficios de 32 millones de millones de dólares. Empleaban a 67 millones de personas directamente y tenían una capitalización total de mercado de 28 millones de millones. Esto supone un 49 % del total de la capitalización mundial de mercado.
Asimismo, hay una concentración sustancial dentro de esas primeras mil. Es así que 83 empresas representan un tercio de los 32 millones de millones de dólares de los beneficios del grupo. Las primeras 172 empresas representan cerca de la mitad de ellos. La 172ª mayor empresa, la petrolera rusa Rosneft Oil, tuvo un beneficio equivalente al Producto Interno Bruto del 74º país del mundo, Uruguay.
Estas empresas y sus cadenas de aprovisionamiento tienen un impacto enorme sobre la sociedad tanto para lo bueno como para lo malo. Crean bienes y servicios para los clientes, riqueza para los accionistas y trabajos para millones de personas. También consumen ingentes cantidades de recursos naturales, contaminan el medioambiente local y global a un pequeño o ningún coste y, en algunos casos, limitan el bienestar de los empleados si los salarios y las condiciones de trabajo son inadecuados. Estas prácticas indeseables hacen insostenible esta sociedad a la que estamos acostumbrados.
Actualmente muchas empresas reconocen alguna responsabilidad hacia el mundo más allá de sus operaciones. Lo que es más, saben que si quieren continuar con un crecimiento tan rápido en los mercados en desarrollo —o, como diría Willie Sutton, “donde está el dinero”— puede que tengan que proporcionar más que bienes y servicios, por ejemplo mejoras en la sociedad civil allí donde más se necesitan: vivienda, salud y educación.
Las oportunidades de mercado, la presión de los competidores, la de los inversores y la reputación de la marca están consiguiendo en estas empresas lo que de otra forma solamente se conseguiría a través de la regulación y, puesto que la regulación la llevan a cabo las agencias nacionales, los aproximadamente 200 países del mundo tendrían que introducir y hacer cumplir regulaciones similares. Menudo quebradero de cabeza.
En vez de esto, el mismo mercado ha recorrido ya un largo trecho hacia la adaptación de la economía global al concentrar liderazgo de mercado y también moral en esos mil consejos de administración. El número mil es algo arbitrario. Lo escogemos en parte porque es un número relativamente fácil de manejar y las instituciones de la sociedad civil y las ONG se están volviendo cada vez más sofisticadas en las formas de hacer precisamente esto.
Los grandes inversores constituyen también un poderoso cuerpo electoral que pide un cambio. La riqueza está todavía más concentrada por lo que respecta a la gestión de activos que respecto a la de empresas. Los 500 mayores gestores de fondos tienen más de 42 millones de millones de dólares en activos para gestionar. Los diez primeros gestores de fondos representan un tercio de esta cantidad; los 50 primeros los dos tercios. Esto significa que un pequeño número de inversores institucionales podría ocasionar un gran cambio en los negocios. Están haciendo progresos.
Puede que muchas empresas consideren las prácticas sostenibles solamente como desventajas competitivas a corto plazo. Pero este no es necesariamente el caso. A través de innovaciones en procesos, productos y modelos de negocios, las mil Globales pueden hacer más dinero mejorando su actividad en medidas claves de sostenibilidad.
* Robert G. Eccles es profesor de gestión en la Harvard Business School y George Serafeim es profesor adjunto de administración empresarial en la Harvard Business School.

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